Releer “El político y el científico” de Max Weber siempre es una buena decisión. Con Weber podemos encontrar las tres cualidades decisivamente importantes: pasión, sentido de responsabilidad y mesura. Pasión al servicio de una causa; responsabilidad que guíe ese actuar y mesura para saber guardar distancia con los hombres y las cosas. Concluye que la vanidad es el enemigo a vencer del político. Pero entre todas las ideas del sociólogo alemán, en esta ocasión quiero referirme a una en particular. Max Weber sentencia: “o se vive para la política o se vive de la política”. La diferencia está “en un nivel mucho más grosero, en el nivel económico. Vive de la política como profesión quien trata de hacer de ella una fuente duradera de ingresos”.
En este sentido, soy de los que creen que si la política fuera honoraria, las personas harían todo lo que hoy hacen para llegar al poder, para no llegar, salvo algunas excepciones.
Toda persona que aspire a participar en política debería asegurarse de saber desempeñar alguna otra actividad que le permita mantenerse. En México todavía se encuentra ampliamente difundida e incluso normalizada la idea de que a partir de la política una persona logra vivir holgadamente e incluso asegurar cuantiosos patrimonios para sus descendientes.
Esta situación refleja uno de nuestros problemas más serios: la corrupción. Alguien debería decirles a todos esos jóvenes que sueñan con irrumpir en la política que una vida de lujos no se puede construir a partir del servicio público, que a lo más que se debería aspirar es a hacer las cosas bien, a servir a nuestro tiempo y a nuestra gente, y lo más importante, a tener la tranquilidad que brinda el honor de la responsabilidad cumplida íntegramente.
Ambicionar poseer un buen patrimonio no está mal, pero es un interés privado y en ese ámbito es más que legítimo buscarlo.
Alguien debería decirles que la frase “de la política no te retiras, te retiran” muestra tristemente que nuestros políticos no se retiran, porque no saben vivir de otra cosa o porque la vanidad no les permite darse cuenta que a todos nos llega el momento en el que dejamos de aportar lo que deberíamos. Vivir de la política acaba ensuciando nuestro entorno. _