Tal y como lo advertimos la semana pasada en este espacio, la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación se enfrentaba a un entorno sumamente complejo, tanto dentro de la Cámara de Diputados como fuera de ella.
En un pleno respeto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Presupuesto de Egresos de la Federación debió aprobarse a más tardar el pasado viernes, es decir el 15 de noviembre. Sin embargo esto no ocurrió. La sesión para su votación estaba acordada para el martes 12 de noviembre, pero ningún día de la semana la Cámara pudo sesionar.
Afuera, más de 5 mil personas en su mayoría campesinos tenían tomado el recinto de San Lázaro. Adentro había inconformidades entre los grupos parlamentarios e incluso dentro de la mayoría que tiene Morena había diferencias por lo que se preveía se iba a aprobar. Se instalaron así mesas de diálogo bajo la premisa de que había muy poco margen para reasignaciones. El gasto en este país para 2020 va en su mayoría para gasto social, para el rescate de Pemex y para el Tren Maya.
La expectativa sobre cómo procesaría Morena el Presupuesto crecía a medida que pasaban los días. El Presidente denostaba las protestas campesinas, con argumentos que no correspondían con las peticiones. Los campesinos están exigiendo apoyos para crecer y para poder producir, no moches. Al final llegó el viernes y con él un argumento que recuerda a aquella vez que se paró el llamado reloj legislativo para cumplir en tiempo. Resulta que como se reventó la sesión del día 6 de noviembre y desde entonces se decretó un receso sin que se cerrara la sesión, para la Cámara legalmente es día 6 de noviembre aunque para los otros millones de mexicanos hoy sea 18 de noviembre.
Y así lo será hasta el día 20 cuando se prevé se vote el Presupuesto o hasta el día en que esto suceda por increíble que parezca.
Esta decisión alivió las presiones, hoy no hay un día fijo de presión por cumplir con la aprobación del Presupuesto, lo que ayuda en las negociaciones.
El Presupuesto creo que se aprobará esta semana, pero los mensajes de inconformidad siguen aumentando y mermando.
Habrá que ver cuál es la opción política que va a capitalizar ese desgaste, o si solo se traducirá en desánimo de la ciudadanía por participar.