En mi paso por la carrera de derecho afiancé mi gusto por la política. Había participado en distintos proyectos de jóvenes y aunque tenía simpatía por un partido político, nunca había estado en las filas de uno.
En la universidad me di cuenta que mi pasión estaba más en trabajar para aportar soluciones a los problemas públicos que a los fines particulares de alguna persona o empresa, por legítimos que fueran.
Cuando llegué a la Ciudad de México encontré el espacio correcto, donde se hacía política a través de las ideas, donde se fomentaba el diálogo abierto y plural, el debate informado y los diagnósticos objetivos; se trataba de la Fundación Colosio.
Hoy, tras cinco años de participación política desde diferentes responsabilidades veo con claridad que el camino no ha sido fácil. En nuestro país una gran cantidad de políticos impide el relevo generacional como si fueran a ser eternos y hay que reconocer que estamos en una sociedad que muchas veces pide renovación y nuevos cuadros políticos, al tiempo que acusa falta de experiencia.
Hay grandes ejemplos de jóvenes que, en las nuevas condiciones sociales y políticas han logrado tener éxito, pero digámoslo como es, son casos excepcionales, ni más ni menos.
Me molesta mucho ver políticos que no forman jóvenes; me molesta mucho ver que la participación de los jóvenes en una campaña política sea solo volanteando en los cruceros; me queda claro que el contacto con la gente es lo más importante, pero es injustificable que se les encasille únicamente en esas tareas; me molesta mucho ver que los jóvenes sean relegados a tareas de apoyo y no a responsabilidades concretas importantes.
Siendo sinceros y objetivos, es preciso señalar que los problemas están en ambos lados. Es también decepcionante ver a jóvenes que quieren participar en política porque piensan que se necesita menos preparación y se puede vivir mejor; es decepcionante ver a jóvenes que quieren llegar al poder para hacer lo mismo que hicieron las generaciones anteriores; es decepcionante ver a jóvenes justificando nuestra realidad todo por quedar bien con alguien.
Hoy las condiciones están puestas para que una nueva generación de políticos, cansada de nuestra situación pero con la visión y pasión para cambiarla, irrumpa en la vida pública. El camino no será sencillo, pero es necesario. _
