No sé cuántas personas en México tienen idea de lo que es un fideicomiso, pero seguramente se trata de una absoluta minoría. El término por sí solo suena técnico, rebuscado y, para colmo, ha sido asociado a múltiples escándalos de corrupción.
Por ello, prometer desaparecer los fideicomisos públicos tiene una rentabilidad política alta; sin embargo, dicha medida nos afecta a todos.
Un fideicomiso público es un contrato que constituye el gobierno a través del cual se transfieren bienes o recursos a personas o instituciones para que realicen un fin determinado. Es decir, a una cantidad de recursos específica se le dan responsables y una finalidad exacta.
¿Y por qué los considero especialmente importantes? La principal razón es que, en muchos de los casos, separar esos recursos con un fin tan delimitado los protege del desorden de la administración pública.
Es el caso del Fondo de Desastres Naturales, el llamado Fonden. Tener los recursos apartados permite que, si llega a presentarse un desastre natural, siempre imprevisto, existan los recursos disponibles para hacerle frente a la situación; y no nos encontremos con que los recursos tuvieron que ser empleados para otra acción o que fueron ejercidos en un periodo e iban a ser reintegrados.
Diputadas y diputados de Morena plantearon eliminar 44 fideicomisos públicos, entre ellos el Fonden. Apenas lo propusieron y unas semanas después una tormenta golpeo al sur-sureste y recientemente un huracán impactó en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.
Aunque 2019 fue el año más violento en la historia reciente de México también proponen eliminar el Fondo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. En medio de una pandemia que ha puesto a prueba la ciencia, plantean eliminar fideicomisos y fondos de ciencia e investigación. La iniciativa además afecta a los deportistas de alto rendimiento y al cine nacional, entre otros.
En los foros de parlamento abierto, la sociedad se expresó contra su eliminación, pero todo parece indicar que Morena insistirá y con su mayoría le alcanza. El tema no debería ser eliminar los fideicomisos sino regularlos mejor, acabar con ellos no acaba con la corrupción.Las consecuencias serán lamentables, pero aprovechan que lo desconocido carece de legitimidad.