Estamos a unas cuantas semanas de que se apruebe el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021. El presupuesto es la hoja de ruta de cómo el gobierno gastará sus recursos; es, en síntesis, el documento en el que se asignan recursos específicos a cada programa, obra o acción.
Lo que no está en el presupuesto con recursos es solamente un discurso. Ahí se reflejan verdaderamente las prioridades. La Secretaría de Hacienda propone a la Cámara de Diputados un proyecto, pero es facultad exclusiva de la Cámara determinar el presupuesto.
Cuando el partido y los aliados del Presidente tienen mayoría en la Cámara, la realidad es que el presupuesto poco se mueve. Tal es el caso de la presente legislatura donde Morena y sus partidos afines tienen mayoría, una mayoría que han ejercido con una absoluta cerrazón.
Este será el tercer presupuesto y último que apruebe esta legislatura. Una legislatura a la que el Poder Ejecutivo le ha faltado totalmente al respeto.
El año pasado, por ejemplo, con las manifestaciones de productores y organizaciones campesinas se lograron reasignar 2,500 millones de pesos para la Financiera Nacional de Desarrollo Rural, institución encargada de dar crédito a los pequeños y medianos productores del campo.
A los integrantes del Poder Ejecutivo no les gustó la decisión que tomó la Cámara y simple y sencillamente decidieron no gastar prácticamente ni un solo peso de esos $2,500 millones. Al no ejercerse, esos recursos regresaron a las bolsas de Hacienda y fueron canalizados a todo menos al campo.
Es una farsa. El presupuesto prácticamente no se mueve y si se mueve, este gobierno no lo respeta. Ni una de las peores crisis económicas y de salud del siglo lograron que se proponga destinar dinero a temas para reactivar la economía y no solo al Tren Maya, el aeropuerto, la refinería y a los programas sociales.
Hoy es verdaderamente abismal la diferencia en inversión en obra pública que se propone para el sur contra la casi nula que hay para el norte. Tristísimo papel el de los legisladores de Morena y sus aliados que, a pesar de ser mayoría, prácticamente no han llevado nada a sus municipios y distritos.
Alguien debería decirles que la figura del Presidente no va a ser suficiente para que voten por ellos, ante tan pobres resultados. Así la farsa del presupuesto en tiempos de autoritarismo.