Ayer en Paseo de la Reforma, la avenida más importante de México, un hombre reunió a más de 100 mil personas que le mostraron su apoyo. La Fórmula 1 no es uno de los deportes con más aficionados en el país, o quizá no lo era, pero hoy hay un mexicano triunfando.
La Fórmula 1 dejará una derrama económica de más de 14 mil millones de pesos; tan solo en hoteles, se prevé la llegada de casi 200 mil turistas, 42 mil de ellos de origen extranjero. Se trata de
oxígeno puro para miles y miles de personas que se dedican al sector económico de los servicios. Fue una decisión acertada del gobierno haber mantenido el Gran Premio de México frente a la tentación de querer mandar un mensaje de austeridad mal entendido.
Es cierto, asistir al Gran Premio de México lamentablemente todavía no es algo para todos por su elevado costo, pero sus beneficios sí y, lo más importante, la alegría también.
Ayer en Reforma, miles de niños y personas que quizá no podrán estar este fin de semana en el autódromo apoyando a Checo Pérez, lo vieron manejando un auto de Fórmula 1.
Lo de ayer nos recuerda que también en los países en desarrollo se le pone atención a este tipo de deportes cuando un connacional participa. Toda proporción guardada, Ayrton Senna se convirtió en un emblema de Brasil, el país que más mundiales de fútbol ha ganado.
El sector turístico fue por mucho el más afectado en la pandemia y su recuperación ha sido mucho más lenta que la de otras actividades como la agricultura o la industria.
Este Gran Premio huele a esperanza, y la esperanza va más allá del resultado de la carrera; cómo caen bien en este país alegrías como las que brinda el deporte. Entre tantas malas noticias, entre la adversidad que todos los días enfrentamos los mexicanos, se dejó sentir la euforia, la efervescencia de un país donde muchos no entendemos tanto de este deporte, pero donde todos queremos que a los mexicanos les vaya bien.
La idea de que “el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano” la inventó alguien que le tuvo miedo a la unidad de este gran país. Ojalá que el domingo festejemos un gran resultado. El ambiente está listo, se respira en toda la ciudad. ¡Vamos, Checo! ¡Vamos, México!
