A mí no me gusta la política” es una de las frases que más he escuchado de familiares y amigos desde que, de diferentes maneras y espacios, he estado relacionado con esta actividad.
“A mí no me gusta la política” constituye, al menos para el que escribe, una frase lapidaria que condensa no sólo una renuncia a estar al pendiente de lo que hacen los gobiernos y los partidos, sino que trae consigo la resignación a perder una buena parte de nuestros sueños, de nuestra felicidad y de nuestra calidad de vida.
Pienso que la absoluta mayoría de los mexicanos sueña con un país donde sus hijos puedan disfrutar todas las etapas de su vida en un ambiente seguro y donde el acceso a la salud no sea un beneficio exclusivo para aquellos pueden pagar miles de pesos en un seguro de gastos médicos mayores.
Creo que somos más los mexicanos que queremos una nación donde el desarrollo profesional y económico de las familias esté ligado a su esfuerzo a partir de un entorno con oportunidades para todos.
Salir a la calle y encontrar tu ciudad limpia, con servicios públicos de calidad, con parques y espacios dignos; ir a tu trabajo o a tu negocio sin que la amenaza, la extorsión y la violencia puedan definir el futuro de la actividad de la que depende tu familia.
Poder viajar por tu estado o por México libremente; saber que hay reglas y que la impartición de justicia no toma años ni hay que luchar hasta con la vida para que llegue son algunos ejemplos de la influencia que tiene la política en nuestra vida.
Escuchaba una entrevista de Enrique de la Madrid y tres de sus ideas son claves para cambiar el país que tenemos por el que queremos.
- A algunos políticos les conviene que los ciudadanos no vean en la política una vía para construir soluciones, que haya desánimo y apatía.
- Tenemos que negarnos a ver la política como espectáculo. Frente a problemas tan graves como niños que no encuentran medicamentos para atender sus enfermedades, no hay lugar para juegos, hay lugar para propuestas, ideas y perfiles que entiendan que sus decisiones impactarán la vida de todos los mexicanos.
- La decisión está en nuestras manos. Hay dos caminos: ser la generación que se dejó vencer, o ser una generación que estuvo a la altura de las circunstancias y que puso a su país y a sus familias por delante y superaron sus retos.
Más allá de si te gusta o no la política, nos necesitamos para cambiar a México.