El origen del mal manejo y los conflictos estratégicos al interior de Morena en Hidalgo, son las divisiones del organismo en grupos como los afines al gobernador, los que se sienten fundadores legítimos en el estado y los nuevos morenistas, por no llamarles oportunistas, que se integraron al movimiento a partir de 2018, aunado a los obradoristas (ex priistas, ex panistas y renegados de otros partidos) y aquellos quienes actualmente representan al grupo de Claudia Sheinbaum, que son parte de todas las corrientes que hoy forman parte de la mayoría en el partido, dejando todo para acercarse a su grupo, pensando en su propio beneficio.
En este sentido, los funcionarios del gobierno en el estado de Hidalgo forman parte de alguno de estos grupos, su interés es quedar bien en lugar de cumplir con la tarea que les encomendó el gobernador.
A consecuencia de estos hechos, la mayoría tiene el interés de lograr aplicar el sistema político para escalar dentro de su carrera de ambición al utilizar y aprovecharse de su posición laboral para obtener beneficios en su interés personal.
Con estos lemas no han podido acercarse a la gente y mucho menos garantizar el triunfo, dado que el pueblo los ubica como parte del viejo sistema e incluso sin carrera política que les permita posicionarse.
Por ello, la percepción de la ciudadanía no les da pie para apostar a un nuevo cargo de elección popular, lo visto es que incluso no renunciaron en tiempo y forma como marca la ley para obtener la candidatura.
Es así como únicamente cuatro titulares del gobierno hidalguense se atrevieron a solicitar la renuncia al gobernador, tal es el caso de Santiago Nieto Castillo, Simey Olvera, Soraya Robles Barrera, Tania Meza Escorza, aunado a Víctor Osmid Guerrero.
Cabe recalcar que fueron sorprendidos por la declaración de César Cravioto, quien cambió las medidas de elección a candidatos; por lo que podrían retractarse de su renuncia y licencia, quedándose sin trabajo y su candidatura sin efecto.