Política

Victoria’s Secret: ¿inclusión o marketing?

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“Un día lo soñé, lo trabajé y hoy es un sueño hecho realidad. Por fin les puedo contar mi gran secreto: ¡Soy la primera modelo con síndrome Down de Victoria´s Secret!”.

Con estas frases Sofía Girau, una joven puertorriqueña de 25 años, anunció en su Instagram que se convertía en la primera modelo con síndrome de down en formar parte de la prestigiada firma de lencería. Girau aparece en la campaña Love Cloud de la marca, que incluye una combinación de sujetadores y bragas nuevos para mujeres de todas las formas y tamaños.

En febrero de 2020 hizo su debut en la Semana de la Moda de Nueva York, donde compartió el escenario con varias modelos conocidas. La última campaña marca una gran transformación del pasado de Victoria's Secret. En 2018, Victoria's Secret enfrentó críticas después de que Ed Razek, el ex director de marketing de L Brands (la empresa matriz de Victoria's Secret), le dijo a Vogue que no creía que la marca debería agregar modelos de talla grande o transgénero a su desfile de moda anual "porque el espectáculo es una fantasía". Ante la controversia se contrataron mujeres diversas y en pluralidad, en un afán de romper con lo que activistas habían señalado como “patriarcal, sexista, viendo no solo lo que significa ser sexy, sino lo que la ropa estaba tratando de lograr era agradar a los hombres a través de una lente masculina y a través de lo que deseaban".

Y si bien para Girau éste es el momento de proclamar que estamos #SinLímites, según comentó a ABC News –“le diría al mundo que no hay límites y que puedes lograr tus objetivos”–, la realidad es otra.

En México existen batallas recientes de padres de familia que luchan por poder incluir en pólizas de seguros de gastos médicos lo relativo a la trisomia 21. En Lima, una academia tuvo que ser clausurada debido a que negaba la oportunidad de tomar clases de ballet a una niña de cuatro años por tener síndrome de down. En España el colectivo Down España presentó en 2020 las conclusiones de un estudio en el que se evidencia la discriminación que hoy en día sufren las mujeres con este síndrome. Por ejemplo, la salud reproductiva y ginecológica de las mujeres con síndrome de down recibe poca atención. Solo un 37% de las mujeres con síndrome encuestadas afirman acudir al ginecólogo con frecuencia. Además, se ha constatado falta de conocimiento y sensibilidad en el trato en los profesionales sanitarios.

¿Realmente estamos ante un cambio cultural y de paradigma? ¿O estamos ante un caso de marketing donde el síndrome de down y la diversidad es aceptable siempre y cuando se aproxime a los canones de belleza existente? ¿Estamos ante aceptar la diferencia pero que no sea tan diferente?

El peligro que enfrentamos como sociedad es que nos encontremos ante la profesionalización de la corrección política sin una transformación de fondo.

Conseguir la igualdad no es logro de una pasarela ni de un show. No es logro de ángeles, sino de todos nosotros.

Por: Sarai Aguilar Arriozola*

@saraiarriozola

*Doctora en Educación y Maestra en Artes. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL

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Sarai Aguilar Arriozola
  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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