A 100 años de su fundación, Disney no solo ha creado magia, sino que se ha convertido en un reflejo de la realidad de la cual trata de despejarnos.
Si bien la historia de Disney inicia el 16 de octubre de 1923, cuando Walt Disney y su hermano Roy fundan The Disney Brothers para producir la serie animada "Alice Comedies", no es hasta 1928 que crean al icónico ratón bautizado como Mortimer, más tarde conocido como Mickey, el cual protagonizaría el corto "Steamboat Willie” en el mismo año.
Pero fue en 1937 cuando surgió la primera de las princesas, Snow White (Blanca Nieves). Ese personaje daría pie a la historia de polémicas reales en torno a personajes fantásticos que han rodeado al imperio mediático Disney. Esto se refleja a la perfección en el cortometraje Érase una Vez un Estudio, en exhibición por la plataforma Disney+ y con la que el hoy emporio global del entretenimiento celebra un siglo de existencia.
En el corto se pueden observar a más de 500 personajes provenientes de los 85 largometrajes y cortometrajes de su principal estudio de animación, que aprovechan el momento en el que sus empleados abandonan las instalaciones para salir de sus fotogramas con el fin de tomarse juntos la foto del aniversario. Una metáfora acerca del poder de estos personajes para trascender al mundo de fantasía al que han sido constreñidos para mostrarse como parte del mundo real.
Y es aquí donde toca reflexionar hasta qué punto las historias de Disney han permanecido sólo contenidas como material de entretenimiento, como simple magia, o son un reflejo más de este mundo o, a la inversa, inciden e influyen en la manera como desde niños hemos concebido que es (o debe ser).
"Disney es bastante ubicuo en nuestra cultura moderna. Los videos caseros expusieron a los niños una y otra vez a las ideas de las películas de Disney. Si ellos estuvieron viéndolos desde una edad muy temprana esto podría tener un impacto", señaló en 2019 Martyn Griffin, un experto en percepciones culturales de la Universidad de Durham en Reino Unido, en entrevista para la BBC de Londres.
Para antropólogos, activistas, expertos en ciencias sociales y humanidades e incluso de la salud, las películas de Disney han tenido efectos más marcados aun en las generaciones recientes. Esto se debe al acceso de forma ilimitada a las películas a través de los dispositivos electrónicos y las plataformas de streaming. Así, las infancias pueden ver una y otra vez las películas y tener una sobreexposición a sus contenidos, los cuales refuerzan estereotipos físicos y cierto tipo de educación sentimental y normalización de conductas cuestionables.
¡Y cómo dejar de lado la histórica batalla por los estereotipos de género presentes en las películas! Se ha demostrado con estudios que incluso las princesas más populares son las que hablan menos, que los hombres tiene diálogos a forma de comandos y otro tipo de situaciones igualmente inequitativas.
Pero, a pesar de ello, Disney, más por crítica que por convicción, ha tratado de mostrar narrativas y personajes más incluyentes, menos estereotipados, incluso tratando de promover el empoderamiento femenino y la diversidad racial. Los resultados no se han reflejado necesariamente en éxitos de taquilla. Disney incide, pero no determina: forma parte de nuestra indecisión por ser políticamente correctos pero sin cambios de fondo.
Esta visión crítica sobre el legado de Disney no está peleada con el hecho de reconocer la enorme cantidad de productos culturales que tienen una significación para millones de personas que válidamente se sienten identificadas con sus historias y personajes, y que simplemente, en ocasión de esta celebración, sólo quieran dejarse llevar por la magia.