Sí, hubo obstrucción de la justicia. Sí, se sabía de los casos de tortura y abuso sexual en Las Lavanderías de la orden de Las Magdalenas bajo la dirección directa de la Santa Sede. Todo salió a la luz pública a mediados de la década de los noventa pero aún en 2014, la Iglesia católica recibía llamadas de atención por parte del Comité de los Derechos del Niño, creado para monitorear la aplicación de la Convención de los Derechos del Niño. Dice el documento CRC/C/VAT/CO/2, p. 7 que el Comité está preocupado porque la Santa Sede no ha tomado las medidas necesarias para proteger y garantizar para las niñas que fueron arbitrariamente internadas por sus familias, instituciones estatales e iglesias en las Lavanderías de la Magdalena dirigidas por cuatro congregaciones de monjas católicas en Irlanda hasta 1996.
Textualmente, el análisis al informe presentado por la Iglesia católica, dice: "a) Las niñas internadas en esas instituciones eran obligadas a trabajar en condiciones semejantes a la esclavitud y con frecuencia sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes, así como a abusos físicos y sexuales; b) Se privaba a las niñas de su identidad, educación y a menudo alimentos y medicamentos esenciales, se les imponía la obligación del silencio y se les prohibía tener contacto con el mundo exterior; c) Se separaba por la fuerza a los bebés de las muchachas solteras que daban a luz antes de entrar en el convento o mientras estaban internadas en las Lavanderías; d) Aunque las cuatro congregaciones católicas de que se trataba estaban sujetas a la autoridad de la Santa Sede, no se habían adoptado medidas para investigar la conducta de las monjas que dirigían las Lavanderías ni para cooperar con las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley a fin de que los responsables de este abuso, así como todas las personas que organizaron y se beneficiaron a sabiendas del trabajo no remunerado de las muchachas, rindan cuentas".
Tales prácticas eran y siguen siendo consideradas como violatorias a los derechos del niño y contra las convenciones internacionales. Y el Comité de los Derechos del Niño, en el mismo documento, asegura que preocupa que esas prácticas: "... incluidas las palizas rituales de los niños, estén generalizados en algunas instituciones católicas y hayan alcanzado niveles endémicos en determinados países [...] El Comité también expresa su preocupación por que la Santa Sede no considere que los castigos corporales estén prohibidos en virtud de la Convención y por lo tanto no haya formulado directrices ni normas que prohíban claramente los castigos corporales de los niños en las escuelas católicas o las instituciones católicas que trabajan con los niños ...".
De manera que recomienda una serie de medidas que van desde ajustes y modificaciones al Código de Derecho Canónico, hasta el establecimiento de tribunales y oficinas que le den seguimiento a las recomendaciones hechas por el Comité de los Derechos del Niño.
www.sarapozos.mx