Podemos darle mil vueltas al ecocidio en La Huasteca o ser directos y apuntar a los culpables. Situación poco usual en Nuevo León porque estamos acostumbrados a ocultar la mugre corrupta bajo una alfombra de intereses políticos y temores ciudadanos.
¿Qué ocurre? 1) Existe un boom inmobiliario sustentado en una estructura ilegal de compra y venta de terrenos que no tiene control alguno. Lideres ejidales aprovechan los grises de las legislaciones y en contubernio con autoridades municipales, estatales y federales vulneran el ecosistema construyendo sin los permisos correspondientes.
2) Salvo las pocas familias que recibieron escrituras originales para sus terrenos hace más de 20 años en un convenio federal, el resto de zonas que se están comercializando no tendrían la aprobación del Tribunal Agrario, última instancia que aprueba las operaciones en tierras ejidales.
3) La única manera de comprar, que ingresen toneladas de material de construcción (algo prohibido), metan maquinaria y hasta desvíen los causes naturales del lecho del cañón es con amaños en diferentes niveles de municipio y Gobernación (Profepa-Semarnat ).
4) Un rápido sondeo satelital muestra que en los últimos dos años el crecimiento de construcciones fue del 800% en los ejidos que en un futuro pudieran dar acceso a desarrollos inmobiliarios como Valle de Reyes u otros similares.
5) En esta inercia ilegal; los permisos para extracción de agua tampoco son normales. Por lo que dependencias como Conagua tampoco están haciendo bien su trabajo sobre una joya hídrica que le entrega al área metropolitana casi el 70% del agua potable que se consume.
Conclusión: El que no está metido en algo; sabe lo que ocurre y está igual de sucio. Sea ciudadano (que compró), ejidatario o funcionario a cualquier nivel de esta estructura que representa lo más podrido de este 2020 nuevoleonés.
Twitter: @santiago4kd