A pocas horas de que se definan las alianzas electorales me queda muy claro que Nuevo León es tierra de padrinazgos y traiciones. Certeza que se afianza en el caos de negociaciones subterráneas entre todas las vertientes políticas que hoy están en su punto cúlmine.
¿Qué está pasando?:
1) El hilo conductor de este momento electoral se llama Colosio; joven de apellido demoledor que camina con un diablo susurrándole al oído (su padrino político), porque el sentido común de evitar Nuevo León e irse por un puesto federal topa con las necesidades de sus “protectores” para que se postule en la Sultana y cumpla con ciertos “objetivos” a largo plazo.
2) Luego llegamos a Samuel, otro joven brillante que se descarriló públicamente, pero el verdadero problema radicó en sus desobediencias hacia el núcleo del partido. Verdades que no salieron a la luz y cuyas señales observamos ahora que Colosio se encaminaría hacia algo que nunca pidió: la gubernatura.
3) Los naranjas, a su vez, no terminaron de comprender que el Nuevo León del 2021 no se gana sin alianzas. ¿Quieres Monterrey? Debían ir con el PAN, darles el estado y que los albiazules les faciliten la estructura suficiente para derrotar a Cienfuegos en Monterrey.
4) Y llegamos al capítulo del PAN y su familia disfuncional. El de los Chefos, Gracias, Víctors y Felipes llevando agua para su propio molino, entendiendo que no tienen ningún candidato fuerte que los posicione sin una alianza. Ellos solo sirven según las necesidades que tengan los otros; sea para negociar lugares en el congreso, distritos o voto duro. Lo demás no.
5) Ante este panorama, el PRI observa de lejos con la paciencia del viejo cazador. Y aunque desde el inicio Adrián-Cienfuegos fue el combo elegido, todos los matices que les mencioné han dejado en suspenso la decisión final. ¿Probabilidad de coalición prianista? Todavía es posible, aunque hay frenos a todos los niveles porque el PAN se canibaliza y el PRI nunca cederá Monterrey. Sería un maquiavelismo descarnado (pisotear aún más la marca) que los panistas aceptarán poner un candidato moribundo para gobernador con tal de obtener otros beneficios subterráneos con sus primos tricolores.
6) Ya casi definida la película, por supuesto que nos falta Clara y su falsa omnipotencia. Su vuelco hacia Morena arrastrando un tercio del feudo priista de Nuevo León no le alcanza como debiera. Además, las ínfulas del Bronco y su mal manejo de la relación con AMLO le restan un apoyo con el que contaba tiempo atrás.
¿Qué pudiera ocurrir?
Si MC se decide por Colosio para gobernador (mejor opción para ellos, pero dudo que gane), el PRI debiera desechar la alianza con el PAN y empujar a Adrián (¿César Garza?) como contendiente porque el tándem con Paco estará mejor aceitado y ganarán Monterrey sin despeinarse. El PAN se venderá al mejor postor porque no asusta a nadie y Clara dependerá de un buen “caballo de Troya” para posicionarse como esa gran favorita con la que algunas encuestadoras fantasean.
