Las oportunidades de la juventud definen aquellas de la seguridad, del desarrollo y de la comunidad.
De la misma manera en que ellas y ellos, al incorporarse productivamente a la reproducción de la comunidad fortalecen sus posibilidades individuales y colectivas, la ausencia de oportunidades hace crecer la probabilidad del reclutamiento delictivo.
La premisa se confirma una y otra vez. Existe alta probabilidad de disminuir la incidencia delictiva en la medida en que se limita la captación de personas jóvenes para integrarse a grupos criminales. En algunas entidades, los organismos delictivos de baja e incluso alta peligrosidad buscan a personas de entre 11 y 16 años para incorporarles con la oferta de identidad, poder, juego y sentido de pertenencia a organismos que les dan algo ausente en sus casas y comunidades.
Sin la posibilidad de reclutar miembros, y conforme los integrantes activos son detenidos y sus liderazgos extinguidos, las bandas se debilitan e inician un proceso de desaparición.
Enfrentar a la delincuencia es una tarea integral que no depende únicamente de las policías —centrales en la medida de su capacidad operativa, de inteligencia y coordinación—, sino que necesita de la confrontación de las causas que originan las conductas delictivas.
Desintegración familiar, crisis económica, pobreza, consumo de drogas y alcohol, ausencia de educación informal de los padres y carencia de integración al mercado laboral formal atentan contra la seguridad.
Datos del INEGI indican que el promedio de edad en la que los jóvenes delinquen es de 15 a 25 años. Según el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal 2021, los principales delitos cometidos por adolescentes son venta de droga, robo, lesiones y violación. Mientras que la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad 2021 detalla que de las 220.5 mil personas adultas privadas de la libertad, el 25.6% está en el rango de 18 a 29 años.
En la lógica de oportunidades se inserta el modelo Constructores para la Paz, presentado por la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez.
La juventud es definida a partir de un periodo en la vida biológica en la que se deja de ser considerado infante, pero sin alcanzar todos los roles conferidos a las y los adultos ni las oportunidades construidas por la generación previa. Empleo, educación y espacios para la cultura y el deporte son factores centrales.
Las acciones institucionales contribuyen y son definitivas aquellas reivindicatorias de un sentido de pertenencia con orden, con la ley, con apego familiar, pero también con la solidaridad y el disfrute de la vida en una etapa tan difícil como lo es la juventud, tan llena de opciones e incertidumbres sobre el futuro.
Desde la ciudadanía, estamos convocados a fortalecer las redes de apoyo que les permitan saber que en el proceso de transición hacia la edad adulta no están solas ni solos.
Salvador Guerrero Chiprés *
@guerrerochipres
* Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de Ciudad de México