Política

¿Juanacatlán, el patio trasero de la ZMG?

El municipio de Juanacatlán, Jalisco, carga con una historia de deterioro ambiental que ha afectado la vida de sus habitantes. Años atrás, era un lugar rodeado de vegetación, con un río limpio y familias que dependían de él para sus actividades diarias. Hoy, esa imagen ha quedado en el pasado. La contaminación industrial ha dejado su huella, convirtiendo al río Santiago en uno de los más contaminados del país y generando problemas de salud entre la población.

En medio de esta crisis ambiental surge un nuevo proyecto que podría empeorar aún más la situación: la construcción de una central termoeléctrica de ciclo combinado, impulsada por la empresa española Fisterra Energy. Bajo el nombre tentativo de “La Charrería”, esta planta generaría entre 900 y 1000 megawatts de electricidad mediante una turbina de vapor y dos de gas natural. Sin embargo, más allá de su capacidad de producción, lo preocupante es el impacto que tendría en el medio ambiente y la salud de los habitantes.

Las centrales termoeléctricas dependen de combustibles fósiles, lo que implica la emisión de contaminantes como el bióxido de nitrógeno, un gas que afecta las vías respiratorias y puede agravar enfermedades pulmonares. A esto se suma el alto consumo de agua que requiere la planta. De acuerdo con la Evaluación de Impacto Social, la empresa reconoce que necesitará más de un millón de litros de agua al día, extraídos de los acuíferos subterráneos del municipio. En una comunidad que ya sufre por la escasez de agua, esta extracción solo agravaría el problema, afectando a quienes dependen de este recurso para su vida diaria.

El agua utilizada en el proceso industrial no desaparece, pero tampoco regresa en las mismas condiciones. La termoeléctrica la vertería nuevamente al río, sumando más contaminación a un afluente que ya carga con más de mil sustancias tóxicas, según estudios del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. Esto significa un doble golpe para la población: menos agua disponible y más contaminación.

El desarrollo energético es necesario, pero no a costa de la salud y el bienestar de una comunidad que ya ha sufrido demasiado. Juanacatlán y El Salto son un claro ejemplo de lo que ocurre cuando el crecimiento industrial no se maneja con responsabilidad. La historia ha demostrado que las promesas de desarrollo no siempre van de la mano con la calidad de vida de los habitantes, y este caso no parece ser la excepción.


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Rubén Iñiguez
  • Rubén Iñiguez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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