Cónclave, la película (2024), basada en la novela de Robert Harris, publicada en 2016, ya está disponible en México, y se suma a otra serie de producciones que, directa o indirectamente, en otros momentos abordan el proceso de elección de un pontífice.
A diferencia de otras de corte más de comedia o ciencia ficción, como “Habemus papam” (2011) o “Ángeles y demonios” (2009), “Las sandalias del pescador”, de 1968, encuadra más similitudes contextuales en que se encuentra la Iglesia con “Cónclave”, aunque la calidad y los cuidados en la producción distan mucho entre sí.
“Las sandalias del pescador” se ubica en el momento post conciliar de la Iglesia católica, pontificado de Pablo VI, en momentos “revolucionarios” ad intra de la Iglesia y qué no decir de un mundo bipolar en tensión, confrontación y conflagración bélica; además, con una referencia de la elección de Juan XXIII que sucedió a Pío XII y sacudió a la Iglesia convocando a un Concilio de “aggiornamento”. Un momento de Iglesia en proceso de cambio y que para muchos, con esa película, se “anticipó” a la elección de un papa no italiano, procedente allende la “cortina de hierro” (Polonia), con Karol Wojtyla. “Las sandalias del pescador”, además, fue cuidadosa y más fiel al proceso de elección papal (el cónclave).
“Cónclave”, entre tanto, muestra la trama interna, soberbia, de poder, con toques de humildad entre los electores (cardenales), encuadrado el proceso y motivaciones de la elección en problemas que la Iglesia ha enfrentado-enfrenta actualmente: lucha entre liberales-reformistas y conservadores-tradicionalista, italiano-curiales frente a los no italianos; escándalos sexuales, corrupción y su dilema de identidades.
Si bien “Cónclave” pone todo sobre la mesa en un proceso electoral (el más antiguo y normado del mundo), falla en locaciones conocidas (sólo ubica la Capilla Sixtina y a lo lejos la cúpula de la basílica de San Pedro), que bien pudo reproducir con recursos tecnológicos; no cuida (por simplificar) el proceso de elección (cónclave), ignora funciones básicas, como el Camarlengo (autoridad en un cónclave, a diferencia del decano de cardenales), se vale de violaciones sancionadas en todo cónclave como romper los sellos de habitaciones papales, la intervención activa de personas externas al cónclave, comunicación externa al cónclave, e incluso violación del sigilo sacramental de la confesión al emplear lo conocido en asuntos externos.
Pero es película, novela, interesante con detalles (la elección se realiza con la entrada de un viento suave en la capilla) y reflexiones provocadoras y oportunas, que en la ya transición que vive la Iglesia católica con Francisco (88 años de edad, y con ello uno de los más longevos con Benedicto XVI, 95; León XIII, 93 y Clemente XII, 88 años), aviva las especulaciones de cuervos que, como en la película, buscan y trabajan por apropiarse de la nave de Pedro para hacerla navegar con el rumbo que deja la popa, girarla 180 grados por estribor.