Política

Sínodo alemán, el poder y autoridad en juego

Se encienden focos rojos en Alemania y el Vaticano. Como “manotazo de escritorio” fue interpretada la petición del Vaticano para que Comité Sinodal Alemán aplazara los estatutos de una Comisión Sinodal aprobada por obispos y laicos en noviembre pasado. Dicha comisión contaría con facultades no sólo consultivas, sino deliberativas y vinculantes para la Iglesia católica alemana.

La carta fue entregada al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, obispo de Berlín, el 16 de febrero pasado, y su “contenido” (mensaje) difundido en el portal de noticias del Vaticano (“Que se aplace el proyecto de una Comisión sinodal”. Ver: https://bit.ly/42OblZb). El texto, aprobado por el papa Francisco, fue firmado por el secretario de Estado, Pietro Parolin, y los cardenales prefectos de los dicasterios para la Doctrina de la Fe y para los Obispos, Víctor Manuel Fernández y Robert Prevost, respectivamente.

La petición, además, plantea continuar con las “conversaciones” entre el Vaticano y la Conferencia Episcopal Alemana (DBK. www.dbk.de).

La Iglesia católica alemana comenzó en 2019 un “camino sinodal” para enfrentar la crisis “sistémica” sobre abusos sexuales perpetrado por algunos clérigos. El “camino sinodal” fue “retomado” por el papa Francisco en marzo de 2020, pero para toda la Iglesia católica (ver “Sínodo de la sinodalidad: ¿nos estamos hundiendo?” en Milenio.com: https://bit.ly/3SJSlX2). Su primera etapa universal se realizó en el Vaticano en octubre de 2023 y para octubre próximo se realizará la segunda etapa final. Los resultados de la primera (ver: https://bit.ly/49pEvjz) se someten a consulta y a partir de mayo próximo el Vaticano comenzará a recibir temas a discutir. Para ello, el Papa ha dispuesto que las áreas del Vaticano se dispongan para “acompañar” a las conferencias episcopales del mundo (ver: https://bit.ly/3uKg6X4 y https://bit.ly/42Plc0P).

La Iglesia católica alemana, por su parte, avanza a pasos acelerados. Luego de cinco asambleas sinodales definieron 16 resoluciones que han tensado las relaciones ante el Vaticano y “provocado” a cardenales y obispos, así como a grupos laicales más conservadores. Entre sus resoluciones, por temas, está el de mujeres y los ministerios en la Iglesia, la formación sacerdotal, la participación de fieles en el nombramiento de obispos, el tema de la homosexualidad, el celibato sacerdotal, ceremonias de bendición de parejas que se aman, la prevención de la violencia sexualizada, intervención y tratamiento de los autores y acusados en la Iglesia Católica, así como poder y separación de poderes en la Iglesia - Participación conjunta y colaboración en la misión, entre otros (ver: https://bit.ly/3OVPGIS).

Ahora, el punto de quiebre, como en las resoluciones ya adoptadas en Alemania, toca un punto medular en la Iglesia católica, como en toda institución: el poder y su ejercicio a través de la autoridad, asunto nodal que se definirían en los estatutos del Comité Sinodal la semana pasada y “detenido” por el Vaticano.

Es de recordar que el Comité Sinodal ya cuenta con estatutos desde noviembre de 2023, donde todas y todos votan. Dicho Comité lo integran obispos y administradores diocesanos de las 27 diócesis alemanas, 27 representantes nombrados por el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) y otros 20 miembros elegidos por la asamblea plenaria del Camino Sinodal. En el participan activamente, con voz y voto, mujeres y hombres laicos. Entre las tareas de este Comité está “preparar la constitución de un Consejo Sinodal permanente, debatir y aprobar los textos aún no aprobados por el Camino Sinodal (ver: https://bit.ly/3OVPGIS) y ocuparse de la aplicación de las resoluciones del proceso de reforma ya aprobadas”.

Para el Vaticano, los estatutos de Comisión Sinodal que aprobaría el Comité la semana pasada atentarían contra la estructura jerárquica de la Iglesia, en particular sobre el poder-autoridad de los obispos, contraponiéndose a lo que establece el Código de Derecho Canónico (se trataría de una supra autoridad sobre obispos y la conferencia episcopal). En otras palabras, una resistencia a que laicas y laicos participen con la jerarquía en la toma de decisiones-autoridad (ver posición del Vaticano: https://bit.ly/42OblZb). Esto, de salir adelante, alertan, sería replicable por otras conferencias episcopales en el mundo.

Para el cardenal alemán, ex prefecto de la Doctrina de la Fe, y uno de los más críticos del papa Francisco, Gerhard Müller, la intervención del Vaticano fue un “freno de emergencia antes de que el tren se precipitara a toda máquina hacia la estación sin salida”, y lo que se plantea en el Sínodo alemán consiste en un “cuerpo planificado [que] sólo podría ser una cuestión de ley humana y, por lo tanto, no puede, en principio, socavar el ministerio sacramental del obispo, los presbíteros y los diáconos”, e incluso, estima que lo que sucede en Alemania es la “mayor crisis provocada por el hombre en la Iglesia católica desde la reforma protestante” (ver: “BK hatkeineVollmacht, ihreDiözesenvonEinheitmitPapstundkatholischerKirchewegzureißen” en kath.net: https://bit.ly/4bSECpq).

En tanto, el Comité Central de los Católicos Alemanes, a través del portal de noticias www.katholisch.de, manifestó su preocupación, pero sobre todo decepción, insatisfacción, incomprensión e impotencia sobre la reacción (freno) del Vaticano, y esperan que los obispos estén más su lado (ver: https://bit.ly/4bTtmtd).

¿Qué está en juego en la Iglesia con el Sínodo de la Sinodalidad? Podemos entretenernos en temas como sexualidad, celibato, bendición a expresiones de amor, ministerios ordenados en mujeres, etcétera, pero en el fondo está el poder y su ejercicio (autoridad); quiénes y cómo deciden en la Iglesia católica; romper el paradigma de “ustedes opinan, que yo decido”. O si lo vemos desde la teología (eclesiología), ¿qué implica y conlleva que la Iglesia sea “Pueblo de Dios”, en camino?, como lo expone el Concilio Vaticano II con la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” y su par Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”.

El Concilio Vaticano II (1962-1965) tuvo como tema central la Iglesia (dio continuidad al interrumpido Concilio Vaticano I -1869-1870-. El debate central no exento de tensiones y largos debates, y del que se desprendieron los demás, como liturgia, ecumenismo, etcétera, fue el pasar de la comprensión inicial de una Iglesia jerárquica a la de “Pueblo de Dios”. La recuperación de estudios bíblicos y de la Tradición de los primeros padres de la Iglesia católica invirtieron la propuesta inicial de plantear a la Iglesiacomo institución jerárquica para recuperar, de entrada, su naturaleza de “Pueblo de Dios” donde se ejercen diversos ministerios ordenados y convergentes que nacen y se alimentan del único “sacerdocio”, el de Jesucristo, y con el que se “comparte” por el vaso comunicante del bautismo-confirmación la triple función: profeta-anuncio; sacerdotal-mediación y regia-gobierno (claro, esta última la reservó el Conciliopara la constitución jerárquica de la Iglesia).

De lo anterior hay un sinfín de estudios, pero traigo a la memoria el primer número de la Revista Internacional de Teología (1965), “Concilium” creada por los teólogos del Concilio Vaticano II, como Antonie van den Boogaard, Paul Brand, Edward Schillebeeckx, Hans Küng, Johann-Baptist Metz, Karl Rahner,Juan Alfaro, Yves Congar, Henri de Lubac, Joseph Ratzinger, Bonaventura Kloppenburg, Piet Schoonenberg, por citar algunos. Su primer número es emblemático. Entre sus artículos está el de Congar, “La Iglesia como pueblo de Dios”; de Ratzinger, “Implicaciones pastorales de la doctrina de la colegialidad”; de Schillebeeckx, “Iglesia y Humanidad”, por citar algunos temas (ver edición de fundadores que reproduce el primer número: https://bit.ly/3SStXTh).

El giro eclesiológico del Concilio Vaticano II provocó el despertar de iglesias locales, apertura de caminos novedosos; modelos de comunión y participación en América Latina (no en el sentido conservador italiano), como el caminar sinodal embrionario, de abajo, de las Comunidades Eclesiales de Base y su “método” de hacer teología en el camino y contextos de liberación. La expresión de una nueva forma de hacer, ser y vivir Iglesia como Pueblo de Dios tuvo su más incisiva exposición en Leonardo Boff con “Iglesia: carisma y poder. Ensayos de eclesiología militante” (ver: https://bit.ly/49Nn4cx), censurado en 1985 por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de Fe, Joseph Ratzinger. Ver: https://bit.ly/3tgAEFm).

Estamos ante una segunda etapa del tema central del Concilio Vaticano II en la que habrá que profundizar desde las notas esenciales de la Iglesia (una, santa, católica y apostólica), el ejercicio y desarrollo de su misión bajo una comprensión más amplia y fiel a su naturaleza: ser sinodal-misionera, como pueblo que camina, y en comunidad escuchar y decidir, sin que se reserven para sí unos cuantos el poder bajo modelos de autoridad feudal-medioeval en el siglo XXI.


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Rubén Alonso
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