Del asedio a la persecución. Así está la Iglesia católica en Nicaragua con el régimen Ortega-Murillo desde 2018 en que la crisis social, política y económica tomó las calles, y que en días pasados centró su atención en líderes religiosos.
¿Por qué Ortega-Murillo centran su atención en la Iglesia católica? Porque a la vista es el único frente de resistencia público y organizado que opera dentro de Nicaragua. El resto, ciudadano, continúa en persecución, encarcelado, asesinado, orillado al exilio o silenciado desde 2018, cuando el gobierno aplicó medidas neoliberales instruidas por el FMI y el BM al sistema de pensiones. Víctimas: jóvenes universitarios, organizaciones de derechos humanos, medios de comunicación, liderazgos políticos, poetas y compositores.
La embestida contra la Iglesia católica en Nicaragua por Daniel Ortega Saavedra y su esposa, la vice presidenta Rosario Murillo Zambrana, comenzó en el “atril” del discurso político del presidente y las emisiones radiofónicas de la vice presidenta, con una narrativa religiosa, invocando citas bíblicas y calificando a los ministros religiosos como “golpistas” demoniacos. Luego, de las palabras pasaron a los hechos.
De Nicaragua, exiliado el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez Ortega, amenazado de muerte. Luego, en marzo pasado, el gobierno operó la salida del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag.
En 2021, la revista Envío (www.envio.org.ni), de la Compañía de Jesús, editó su último número. Una publicación que acompañó el caminar y lo que construía Nicaragua “desde el lugar de los hechos” durante 40 años. El sitio de la revista, accesible, mantiene el testimonio sobre ese “rincón del planeta con profundas desigualdades y nunca colmados anhelos de justicia y libertad”.
Ahora, el gobierno Ortega-Murillo ordenó el cierre de radiodifusoras y televisoras católicas; mantiene en arresto domiciliario de facto al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez Lagos; el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), manifiesta su solidaridad y preocupación; el Vaticano, como observador en la OEA externa su “preocupación” ydifunde noticias sobre la situación en ese país a través de su sitio www.vaticannews.va, pero el papa Francisco guarda silencio. En tanto, exiliados nicaragüenses le claman al Papa: “¡No nos dejen solos!”.
México, por cierto, no guarda silencio. Interviene oponiéndose o absteniéndose a cualquier pronunciamiento sobre la situación en Nicaragua.
Twitter: @jrubenalonsog