Fue demostrado que en Puebla urge una cultura vial, los registros de enero a abril del 2023 no mienten, hay 63 personas que perdieron la vida por atropellamiento y a esta estadística, se suma la muerte de Agustín Medina, un joven de 16 años que se encontraba en su servicio social en la Vía Recreativa Metropolitana, cuando fue atropellado por un sujeto, quien violó la regla de no circular en esta vialidad destinada para una actividad familiar. Que han pasado los días y aún no tenemos detalle de la secuencia de los hechos que provocaron esta muerte, pero lo peor ha venido cuando un grupo de ciclistas protestaron, en el lugar donde murió Agustín, para exigir que se castigue al culpable, y justo en ese acto: un hombre, en una camioneta Chevrolet negra, los agredió, y pese a la presencia de la policía municipal, el sujeto intentó darse a la fuga, no importando que tuviera a personas rodeando su vehículo, llevándoselas de por medio.
Tal parece que las personas no tienen la sensibilidad para entender que alguien murió, tampoco importa que literal se atropellen los derechos de los manifestantes. Pero sí incomoda a algunos que por una manifestación tengan que caminar dos cuadras para retomar su desplazamiento en el transporte público.
La gente fácilmente suelta la frase: “comprendo su causa, pero yo que culpa”, porque siempre antes de todas las problemáticas sociales: reina el individualismo.
Es curioso que aunque la autoridad avisó una calle antes, a los automovilistas y motociclistas, de la existencia de un bloqueo sobre el boulevard 5 de mayo, aún así algunos se atrevieron a violar la indicación y avanzaron sobre el carril que claramente no estaba abierto. Es que no solo no hay cultura vial, no existe la mínima escucha, y lo mismo aplicó a algunos peatones que ofendieron a los manifestantes.
Llama la atención que aunque se detuvo al responsable y éste fue llevado a Fiscalía, la autoridad no abrió las puertas para ingresarlo, lo tuvieron literal con la cabeza entre los barrotes de la puerta, exponiéndolo a los comentarios y enojo de los ciclistas, quienes no se calmaron hasta que fueron escuchados.
¿Para qué le vamos a enseñar a los niños a andar en bicicleta si como adultos vamos a cerrar los ojos ante las muertes por atropellamientos?, ¿Para qué alentarlos a expresarse si vamos a enojarnos cuando protesten?, ¿para qué les pediremos que manejen un vehículo y sean independientes si nos les prohibiremos manejar en estado de ebriedad?. Ya es tiempo de ver los atropellamientos y la falta de respeto por la vida de nuestros peatones, ciclistas y motociclistas.
