Política

El bloqueo y la farsa venezolana

  • Columna de Romeo Ricardo Flores Caballero
  • El bloqueo y la farsa venezolana
  • Romeo Ricardo Flores Caballero

El Diccionario de la Lengua Española define la palabra farsa como “pieza cómica, cuyo objeto es hacer reír”. Google la ubica en el teatro griego como un tipo de representación que “se caracteriza por su brevedad y la implementación burlesca y satírica”. Un interludio para “rellenar o complementar” una obra dramática.

Venezuela vive una seria farsa del teatro geopolítico continental. Y a la vez, una grave crisis política, económica y financiera. Su democracia política está en trance desde que gobernó el presidente Hugo Chávez, a principios del siglo XXI. Su sistema democrático, como los de un buen número de países de la región, entró en aprietos por defender su soberanía y su independencia que se agravó con el gobierno de Maduro. Ambos aspiraban a la instrumentación de una especie de “socialismo tropical”.

Cuando América Latina se sobreponía a los estragos de las dictaduras de las últimas décadas del siglo XX, nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Surgió en 2010, en Playa del Carmen, México, con los gobiernos progresistas de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Cuba, Jamaica, República Dominicana, Panamá y México, como respuesta a las dictaduras de América Latina y cuando nuestros vecinos inventaron la guerra de Irak.

Sin embargo, el éxito de la Celac desató graves turbulencias en el Departamento de Estado al firmar acuerdos con la UE, Rusia y China. Obligó a nuestros vecinos a poner atención hacia América Latina. Primero se creó el Club de Lima, como mecanismo de competencia para la Celac. Después, una feroz propaganda contra los gobiernos de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Ecuador ocasionó su derrota. Venezuela es el último eslabón de esta política continental. Sus problemas se agravaron a partir de las elecciones de 2015. La oposición ganó ampliamente el Congreso (la Asamblea Nacional). Maduro, lejos de aceptar el reto democrático, organizó elecciones mañosas en 2018 para reelegirse.

El desorden político consecuente se convirtió en pretexto para intervenir a Venezuela. El bloqueo político, económico y financiero se inició en 2015. Aunque antes, en 2014, según Pedro Santander, se preparó con la suspensión y la desaparición de los servicios aéreos de Air Canada. Alitalia, Lufthansa, Aeroméxico, United Air Lines y Delta, entre otras líneas. El cierre de las agencias de viajes y la cancelación de eventos culturales y artísticos. Se formalizó en 2015, al denunciar Obama a Venezuela como una “amenaza inusual extraordinaria”. Se agudizó con Trump al prohibir a estadunidenses comprar deuda de Venezuela, impedir transacciones con dólares, cancelaciones unilaterales de contratos con Citibank, Deutsche Bank, confiscar las importaciones de medicinas como insulina, secuestrar mil 650 millones de dólares de sus cuentas europeas y congelar las cuentas de prominentes funcionarios. Al mismo tiempo disminuyó la producción petrolera, bajaron los precios, apareció una inflación absurda y se desbordó la emigración.

Maduro intentó enfrentar la crisis promoviendo un diálogo político interno entre el gobierno y la oposición coordinado por ex presidentes españoles y miembros del Vaticano. Los diálogos no prosperaron y la crisis se intensificó. Las tres potencias más poderosas del mundo mostraban su interés por participar en la solución del conflicto. Venezuela contaba, además del apoyo de Cuba, con el respaldo decidido de Rusia y China.

El objetivo era eliminar al gobierno de Maduro. Para ello se intensificaban las campañas de medios, como antes se hizo contra S. Hussein en Irak.

El ambiente estaba listo para la intervención. La Casa Blanca se desesperó. Inventó la Operación Libertad e improvisó a Guaidó, un dirigente altamente descalificado. Torpe, sin presencia, débil y sin la calidad de líder. Se le habilitó como presidente de la Asamblea para llevarlo a autonombrarse presidente interino de transición, sustituto o presidente, según el periódico. Pensó que con el amparo “técnico” de Elliot Abrahms, un corrupto alquimista del Departamento de Estado, la OEA y el apoyo del vicepresidente Pence, el secretario de Estado, Pompeo, el senador Rubio, El Grupo de Lima, Brasil, Colombia y Chile, y la disidencia venezolana sería suficiente para derrocar a Maduro. Sus servicios de inteligencia pretendían ignorar que el ejército gobierna Venezuela desde hace casi 20 años.

Han pasado tres días de disturbios y Maduro sigue firme. Las noticias falsas sobre su salida no tuvieron efecto. El grande, amplio, masivo, fuerte apoyo a Guaidó era y será propaganda. CNN, como en la Guerra del Golfo, informa, desinforma y deforma en vivo y a todo color. La consigna está en el aire. Ahora se fabrican y parecen dispuestos a producir muertos. Los hay y los habrá mientras el joven dirigente reciba los apoyos para desestabilizar a Venezuela.

La farsa está al aire. El elenco en su sitio. La coreografía y la escenografía a punto. El director del teatro maneja con destreza los elementos de la producción. Exige disciplina incondicional. El público está entre atento y resignado. Vive con emoción el interludio. No sabe si llorar o reír. Conoce al productor y ha visto el desenlace de otros teatros similares.

Usted y yo convenimos que corresponde a los venezolanos definir su destino sin intervenciones extranjeras. Ojalá se pueda, ¿no cree usted?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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