Política

Latinoamericanos embelesados con Putin

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Parecía que las cosas estaban ya muy claras, que la supremacía de un solo sistema había sido acordada globalmente y que el consenso sobre la realidad misma era tan categórico que la propia historia del mundo había llegado a su fin. Dicho en otras palabras, se habían consagrado irreversiblemente los principios de la democracia liberal y el modelo de libre mercado no estaba ya tampoco a discusión, por más que la política social siguiera importando.

Pues no, miren. Comenzaron a aparecerse en el horizonte los demagogos y los caudillos populistas para sacar una provechosa tajada del descontento popular y ocupar el espacio de los moderados de siempre, culpables estos últimos, justamente, de ser parte del “sistema”, de haber estado ahí todos estos años y de no ofrecer otra cosa que más de lo mismo.

Con la novedad, entonces, de que un Donald Trump se volvió preferible a una Hillary Clinton, de que la Hungría de Viktor Orbán no puede ser ya considerada una nación plenamente democrática, de que un tal Bolsonaro llegó a la presidencia de Brasil para seguir expoliando la selva amazónica y de que la oleada mundial de conservadurismo sectario está socavando el edificio de las garantías que creíamos parte consustancial de la modernidad.

El proceso civilizatorio no sólo parece haberse detenido en muchos lugares sino que va en pleno retroceso; leyes que aseguraban libertades y derechos son derogadas; el nacionalismo ultramontano vuelve por sus fueros; el incendiario discurso de los caciques embelesa a las masas; el autoritarismo se propaga insidiosamente; y, entre tantos otros signos ominosos del deterioro de lo público, las mismísimas bondades de la democracia no son valoradas por un amplio sector de los ciudadanos en una deriva que no podríamos menos que calificar de suicida porque los primerísimos damnificados del advenimiento de los déspotas son ellos mismos.

Nuestro subcontinente, en lo particular, vive una asombrosa regresión: se escuchan en estos pagos voces que celebran la monstruosa agresión de Vladímir Putin en contra del pueblo ucraniano. Pasan por alto, sin mayores problemas de conciencia, los cadáveres de los niños. Se desentienden de los aldeanos muertos con huellas de tortura. Lo que sí les importa es la lucha contra el “imperialismo yanqui”. ¡Por Dios! 

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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