Política

La oposición sigue en su laberinto

En este país, la oposición está enmarañada en la lógica partidista. O, dicho con menos elegancia, sigue inmersa en el pantano de la politiquería que practican las dirigencias de las agrupaciones que pretenden enfrentarse al oficialismo.

Sin el más mínimo sentido de urgencia, además, en tanto que pasan los días, las semanas y los meses y no celebran siquiera unos mínimos acuerdos para elegir al candidato presidencial que pueda plantarle cara a la ‘corcholata’ mayor.

Los ciudadanos del pueblo malo seguiremos esperando que en algún momento se decidan a sacrificar sus muy personalísimos intereses y que el pragmatismo se imponga entonces a su cortedad de miras.

El problema que tienen los miembros de las camarillas opositoras emperrados en conservar sus tajadas de poder terrenal, es que no parecen darse cuenta de que las recetas acostumbradas no sirven ya para tramitar las circunstancias de ahora. Para empezar, los votantes están rechazando los usos y costumbres de siempre, por más que la pretendida instauración del priismo más cavernario por parte de Morena pudiere ser, justamente, un retorno a las prácticas de un pasado todavía mucho más repudiable con el agravante, encima, de que el régimen de la 4T ha emprendido una operación de acoso y derribo de las instituciones de la República.

La segunda cuestión es que el pueblo bueno no sólo no le ha pasado todavía factura a los actuales gobernantes sino que sigue encandilado con un líder favorecido por una gran popularidad. No resultará tan evidente que esa simpatía le pueda ser trasmitida directamente a la mentada ‘corcholata’ suprema pero lo que estamos viendo, por lo pronto, es que está ya tan posicionada que se permite inclusive ciertos arrebatos de altanería, por no hablar de que todos y cada uno de los competidores acreditados por el magno elector se encuentran en plena campaña.

¿Y la oposición, mientras tanto? Sin ningún gallo de pelea. Las cúpulas partidistas se toman su tiempo, faltaría más. Y ponen condiciones para la participación, como ese millón de firmas que necesitarían los aspirantes para ser siquiera tomados en cuenta. Pero, aparte, su apuesta sería, digamos, la capacidad (innegable, hay que decirlo) y la probidad de candidatos como Santiago Creel o Enrique de la Madrid o Claudia Ruiz Massieu. Ocurre, sin embargo, que al respetable público –o sea, el que va a salir a votar en 2024– le importa un bledo que Creel sea educado o que Ruiz Massieu tenga un alto coeficiente intelectual. Lo que quiere el pueblo bueno es que su paladín no sea del ‘establishment’ y, en este sentido, cualquier priista certificado –dicho esto en oposición al priista chaquetero, o sea, al que ahora milita fervorosamente en las filas de Morena–lleva las de perder estrepitosamente en la contienda electoral. Los panistas tampoco lo tienen demasiado fácil.

¿Conclusión apresurada? Necesitan a un ‘outsider’. Con carisma y empuje. ¿Dónde está?


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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