Política

Este Biden, ¿es quien le va a abrir la puerta a Trump?

El miedo a Donald Trump —un sujeto que representa un verdadero peligro para el orden mundial y que pudiere consumar la extinción de la democracia en los Estados Unidos— había llevado, hasta ahora, a que la gente pasara por alto los traspiés y deslices de Joe Biden. Lo importante no era que confundiera fechas o que olvidara por ahí el nombre de algún personaje histórico sino que pudiere plantarle cara al matón de barrio que aspira a apoltronarse en la silla presidencial.

El tema, en estos momentos, es otro: Biden no es ya el cancerbero que le va a cerrar el camino a su contrincante —una suerte de dique de contención— sino un factor que pudiere propiciar su posible triunfo. O sea, que de haber sido una opción sensata ha pasado a convertirse él mismo en un problema, así sea que la ecuación siga siendo la misma en el campo contrario, a saber, un salto al vacío de la mano de un felón embustero sin honorabilidad alguna.

No estamos hablando de un mal presidente, ni mucho menos, sino de un hombre sensato, decente y responsable que ha llevado muy bien las riendas de su nación. Los resultados están a la vista: las más bajas tasas de desempleo de los últimos tiempos, la recuperación de la economía después de la epidemia del SARS-CoV-2, un aumento de los recursos federales destinados a la educación y al sector de la salud, un colosal programa para mejorar la deteriorada infraestructura del país, la implementación de una serie de medidas para combatir el cambio climático y, entre otras acciones, el fortalecimiento de las relaciones con los socios estratégicos de los Estados Unidos en oposición a las políticas aislacionistas del anterior mandatario estadounidense.

El asunto es que todo esto se desdibuja ante la imagen del contendiente desconcertado, balbuceante y confuso frente a un Trump —el de siempre, mentiroso y altanero— que pareció mucho más plantado, con mayor presencia y energía.

Surgen dudas, de pronto, sobre las capacidades de Biden pero, sobre todo, a los votantes no les gusta ver a un concursante disminuido siendo que se trata, antes que nada, de una competencia y que nuestra cultura ha sacralizado, desde siempre, a los individuos más robustos y poderosos.

El asunto, entonces, es que el Presidente en funciones ya no es una alternativa viable, más allá de que pudiere seguir haciendo un buen papel en su segundo período y de lo injusto, para su persona, que resulta descartarlo por su desempeño en un debate, por los atorones en su lenguaje o por los momentos en que parece ausentarse de la realidad circundante. La gran cuestión es que ya no es un adversario de peso en la contienda y que, en esa condición, le suma puntos a Trump en vez de restárselos.

Quienes lo conocen dicen que Biden es un hombre empeñoso que nunca baja los brazos. Pero ahora ya no se trata de eso sino de que tome conciencia, él mismo, de las cosas y, a partir de ahí, de que se haga a un lado, como un auténtico estadista.

Si se obstina en seguir en la pelea y termina por contribuir a la catastrófica victoria de la infamia, la historia no reconocerá a uno de sus grandes sino que lo desechará como un simple necio pernicioso.

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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