Viajar por carretera se ha vuelto una lotería. No hay premios, sin embargo. Lo que sí te puede tocar es que te asalten con mayor o menor salvajismo: con una escalofriante brutalidad o, en el menos infortunado de los casos, sin mayores violencias pero despojándote de tu coche y todas tus pertenencias para dejarte en el arcén del camino, andando a la buena de Dios, hasta que un viajero decida encarar el riesgo de detenerse para prestarle ayuda a un perfecto desconocido.
Hace algún tiempo, antes de que el régimen de la 4T se hiciera cargo, es un decir, de garantizarle seguridad a los ciudadanos de este país, en las autopistas te cruzabas varias veces con los coches policiales de la antigua Policía Federal. Tenías que moderar tu velocidad precisamente por ello, porque en cualquier momento se te podía aparecer en el retrovisor uno de esos vehículos, con las intimidantes luces de alerta, para ordenarte que te orillaras y poder entonces endosarte una morrocotuda infracción.
Hoy, puedes conducir a 200 kilómetros por hora sin ningún problema, recorriendo comarcas enteras. No verás ninguno de esos coches –pintados ya no de negro sino de blanco y con el águila juarista de alas extendidas como escudo oficial— patrullando el camino o, si acaso, te encontrarás con uno parado en el área de estacionamiento de algún peaje.
Un paraíso para los conductores alocados. Y… para los delincuentes.
Los transportistas iban a realizar un bloqueo nacional en estos días, hartos de que los roben, los extorsionen y los maten. Las autoridades, al parecer, han podido apaciguarlos a punta de promesas y ofrecimientos.
Los automovilistas privados no tienen esa capacidad de movilización. Lo que está haciendo la gente, entonces, es dejar de viajar. El escribidor de estas líneas, afincado en Aguascalientes, conoce a muchas personas que han cancelado viajes de fines de semana a destinos como San Miguel de Allende, Querétaro o la mismísima Guadalajara para no afrontar los peligros de las carreteras de Jalisco y Guanajuato. Y sabe también de mujeres y hombres que han matado, seres humanos con nombre y apellido.
La Guardia Nacional, ¿dónde está? Habían puesto a 6 mil de sus efectivos a vigilar el Metro de CdMx para impedir “sabotajes”. Pues sí, pero eso fue antes. Hoy, ¿dónde andan?