Pues no, no fue Juan Carlos Osorio el elegido por los semidioses administrativos de Coapa para que vuelvan las Águilas a las alturas del olimpo futbolístico mexicano. Circuló en su momento la especie de que el colombiano se aprestaba a desembarcar nuevamente por estos pagos –un rumor esparcido muy seguramente por algún periodista con ínfulas de sabelotodo o, también, por el indiscreto de ocasión (nunca faltan, esos personajes dispuestos siempre a soltar la sopa, así sea que se hayan enterado de refilón y que tengan muy poca materia prima, para darse importancia ante los demás)— sino Santiago Solari.
Cambia el estilo de la casa, o sea. Digo, por lo menos en lo que toca a los modos del entrenador, a sus maneras y a su manejo del lenguaje. Tenían allí, en el banquillo (y, luego, compareciendo ante los insidiosos sabuesos de la prensa al finalizar los partidos), a un macho alfa de certificadas rudezas. Ya no: Solari es más correcto y considerado –por lo menos en apariencia— y sabe hablar el hombre. Ya veremos qué es lo que hace en la cancha.
Su carrera como director técnico es bastante sorprendente: sin haber estado jamás al frente de un equipo mínimamente prestigioso y sin ninguna trayectoria internacional –comenzó a entrenar a los cadetes y a los juveniles del Real Madrid en 2013 y luego se hizo cargo de otro equipo filial, el Castilla de la Segunda División B (nada de ridiculeces, señoras y señores, o sea, que le llamen “Liga Premier” a esa competición: en el Reino de España las cosas futbolísticas son lo que son y sanseacabó)— lo catapultaron, de pronto, al primer equipo madridista.
Ocupó el banquillo de los merengues poco más de cuatro meses. Su reinado no se prolongó porque el equipo sobrellevó, bajo su dirección, una de las peores semanas de su historia: en siete días dejó ir la Copa, la Liga y la Champions. Habían ganado, eso sí, el Mundial de Clubes, pero luego de la inesperada derrota ante el Ajax de Ámsterdam en el partido de vuelta, el 5 de marzo de 2019, Solari fue cesado fulminantemente.
Otro antiguo madridista, curiosamente, figuraba entre los aspirantes a dirigir a uno más de los equipos “históricos” de nuestra liga, el Cruz Azul: Hugo Sánchez se perfilaba para ocupar el banquillo de los cementeros pero las negociaciones se detuvieron porque el gran goleador formuló exigencias que la junta directiva no terminó de digerir.
Solari lleva casi dos años sin entrenar a ningún equipo profesional. Hugo ha acumulado ocho fuera de las competiciones. Este…