Pasado ya el mentado Mundial de Qatar, repuestos consiguientemente de nuestras frustraciones y de las expectativas no cumplidas (no me refiero al previsto fracaso del Tri –hablando, en directa oposición a las esperanzas y las ilusiones, de unas muy entendibles anticipaciones catastróficas— sino, con el perdón de ustedes, a la derrota de Les Bleus, el equipo que en mi condición de declarado francófilo esperaba yo que levantara el trofeo) nos toca ahora volver a la realidad del vandalismo, los coches incendiados, las matanzas y los tiroteos, que diga (pido nuevamente su indulgencia, estimados lectores, lo que pasa es que mi cabecita se dejó llevar por la muy oscura e indebida atracción del horror), volver al mundillo de nuestro futbol.
Comenzó anteayer el torneo Clausura, o como se llame, y el asunto es aventurar, de sopetón y sin decir agua va, los correspondientes pronósticos. No es cosa fácil porque ya ven ustedes que los modelos matemáticos elaborados para determinar cuál de los equipos que compitieron en la pasada justa mundialista tenía las mayores probabilidades de ganar habían determinado que Brasil era el supremo favorito. Pues, ya vieron lo que pasó.
En el caso de doña Liga MX podríamos hablar, más bien, de que varios clubes deberían de conquistar el campeonato y de que el simple hecho de no lograrlo significará un morrocotudo fracaso para cada uno de ellos.
A ver: Tigres tiene, junto a Rayados, no sólo una de las plantillas más caras del futbol estadounimexicano sino una fidelísima afición. Los seguidores regiomontanos son tal vez los más fervientes de todo el territorio futbolístico nacional. Si hubiera una relación directa entre la inversión y los resultados, los felinos tendrían que cosechar los laureles que se les han negado desde 2019. Pero, entonces, ¿qué podríamos decir de sus directos adversarios, los pupilos de Víctor Manuel Vucetich? ¿No merecen también un título luego de haber invertido los recursos de los que tanto carecen equipos de menor relumbrón financiero?
El director deportivo de mis Chivas (sí, miren, los partidarios del Club Deportivo Guadalajara no somos una especie en extinción) es ni más ni menos que Fernando Hierro, en su momento capitán del Real Madrid y de La Roja, aparte de antiguo seleccionador de ese mismo conjunto nacional. ¿Hasta dónde va a llegar ahora el equipo tapatío?
Y, bueno, ahí está, como siempre, el América, que terminó como líder general del pasado torneo regular (38 puntos y una marca histórica de nueve victorias consecutivas) y que cayó incomprensiblemente en semifinales ante el Toluca justo después de haberle anotado once goles al Puebla. Es el club más popular de este país, qué caray. Y, de paso, el que más animadversión despierta (algún psicólogo tendría que explicarnos el por qué de esta esquizofrenia colectiva).
De algunos de los demás –Cruz Azul, Pumas, Pachuca y León— ¿podríamos también decir que deben ganar a toca costa? Pues, tal vez.
Pero, estando así el tema, a ver si comenzamos ya a ver buen futbol. Y no después de transcurridos diez partidos ni en esa tal Liguilla que desafía toda lógica. Ya ahora, en este mismísimo fin de semana.
Román Revueltas Retes