Siguen las historias en torno a la rivalidad que separa a los dos pilotos de Red Bull. Checo Pérez no va a dejar ser el patito feo de la ecuación, según parece, y su puesto estaría directamente amenazado por Daniel Ricciardo, el tercer piloto de la escudería.
En la prensa de los Países Bajos, dos corredores neerlandeses que compiten en la categoría FIA GT decretan, desde ya, que el jaliciense no durará más de un año en el equipo, según contaba el diario deportivo Marca en un reportaje publicado el pasado 12 de febrero. Parecieran más bien oscuros deseos de rivales envidiosos: Jeroen Bleekmolen, de plano, confiesa que espera que Checo se “rompa este año […] la presión ahogará al mexicano y eso lo hará cometer errores que lo llevarán a tener una mala campaña”. En lo que toca al otro corredor, evoca un tema más puntual, a saber, la indisposición de Max Verstappen a cederle la más mínima ventaja a su compañero de equipo: “Max no lo va a ayudar, no le va a dar ni un milímetro de espacio […] creo que este podría ser el último año de Pérez en Red Bull”. Y, para fundamentar tan destemplado pronostico para el mexicano, señala que “Ricciardo está alineado como tercer piloto por una razón. Pérez siente que le soplan en la nuca”. ¡Ay, mamá!
Me pregunto, ahora sí, por la razón que tuvieren estos súbditos de Su Majestad Willem-Alexander para ningunear a un piloto que estará en el segundo puesto en la parrilla de salida, hoy, en el Gran Premio de Bahrein. ¿Será el tema de su mexicanidad y se conectará, ahí, con el consustancial victimismo de nuestra “raza de bronce” o son simplemente las arremetidas de siempre que merece todo aquel que alcanza una posición de notoriedad?
El asunto, como comentábamos aquí la semana pasada, es que Checo Pérez ha mostrado, una y otra vez, que no se achica cuando tiene encima toda la presión del mundo. De hecho, eso, lo de resistir “sin romperse” es lo que se espera de todos y cada uno de los pilotos que participan en una competición tan descomunalmente dura como la F1.
Christian Horner, el director de la escudería, manda otras señales: Pérez tiene contrato por dos años y su relación con Verstappen ha sido tan productiva, a pesar de todos los pesares, que Red Bull obtuvo el campeonato de constructores, por no hablar de la colaboración de Checo para que el neerlandés lograra el título mundial.
¿Cuál es el problema?
Pero, bueno, seguirán las habladurías. Y, aquí, algunos lloriqueos.
Román Revueltas Retes