El tema de la “segunda división” se les sigue atorando en el pescuezo a los señores directivos del futbol azteca (con perdón de las otras etnias –los tarascos, los otomíes, los mayas, los mixtecos, etcétera, etcétera— que habitaban nuestras comarcas antes del desembarco de los antecesores de la gente de Iberdrola, pero los más imperialistas y guerreros –los mentados aztecas, pues sí— se volvieron la referencia obligada en la cuestión de los gentilicios utilizables en Estados Unidos Mexicanos).
El tema va más allá de las denominaciones engañosas –“liga de Ascenso”, “liga de Promoción” (o algo así, no recuerdo bien) y hasta una tal “liga Premier”, ¡ay mamá!— para disfrazar las cosas y no llamarlas simplemente como toca porque lo que realmente les importa a esos potentados futboleros es que sus equipos no desciendan, o sea, que sigan en… la primera división. Llueva, truene o granice.
Han puesto todos los candados imaginables para seguirse repartiendo ellos el pastel y ha llegado el caso de clubes que, en efecto, bajan a los infiernos luego de años enteros de ofrecer resultados miserables en las canchas pero que, gracias a un poderosísimo personaje llamado don Dinero (todo mundo lo conoce), se las apañan para comprar otra franquicia –así le dicen, a la concesión de derechos otorgada por la suprema Federación para poder participar en las competiciones— y conservar su estatus de distinguidos miembros de la máxima categoría (otra más de las denominaciones, aunque extraoficial). A los otros, a los que juegan en las categorías mínimas, no les abren simplemente la puerta para que se cuelen en los lugares de la clasificación donde quedaron los más mediocres de los torneos Apertura y Clausura, sino que les exigen ser ganadores absolutos a lo largo de toda la temporada y les asestaron el invento de la enredosa tabla porcentual.
Pues bien, ahora tenemos la “Liga de Expansión”, señoras y señores, en lugar de la anterior “de ascenso” (o asciendes o te expandes, una de dos). No nos queda muy claro hacia dónde se van a expandir los 17 equipos (o 18, está medio enmarañado el asunto) porque, por lo pronto, no van a poder subir a la división de arriba durante dos larguísimos años. O sea, que más de lo mismo. Pero muy expansivos, eso sí.
