Por lo que parece, portar una camiseta con los colores del Paris-Saint Germain no otorga todavía el suficiente prestigio como para que ese portento llamado Kylian Mbappé manifieste, pública y notoriamente, su ardiente deseo de seguir militando en las filas del club francés. El joven jugador, escuchando el canto de las sirenas que entonan los directivos del Real Madrid —una melodiosa tonada de 180 millones de euros contantes y sonantes a la que Nasser Al-Khelaifi, el presidente del PSG, y Leonardo Araújo, su director técnico, hacen oídos sordos en espera, según dicen los que saben, de que la oferta sobrepase los 200 (hay quienes hablan de 220), – quisiera ser colega certificado de los futbolistas merengues.
Por lo pronto hay partido, hoy domingo, contra el Reims, en la cuarta jornada de la Ligue 1, y el simple hecho de verlo jugando junto a Messi y Neymar es un espectáculo en sí mismo. Pero, justamente, enfrentarse a los equipos de una liga de menor relumbrón —la competición francesa no es la Premier ni la Bundesliga ni se compara tampoco a la de España, por no hablar de equipos como el Inter, la Juve o el Milan en la Serie A— pudiere ser la razón por la cual un prodigio como Mbappé quisiera emigrar a Madrid y, a su vez, uno de los obstáculos que se le atraviesan al PSG en su camino hacia la conquista de la Champions. No es lo mismo jugar contra un Reims, un Metz, un Brest o un Nantes que desembarcar, de pronto, en la cancha de un Chelsea o de un Barça.
Messi, recién llegado al club parisino, le ha enviado a Mbappé un ponderado mensaje: que se quede esta temporada en el PSG y que luego de obtener el título de la Champions junto a sus distinguidos compañeros que haga las maletas, ahí sí, para afincarse en la capital del Reino de España.
El mercado de fichajes está a punto de cerrarse en el Viejo Continente. El melodrama de la partida de Messi de su club de toda la vida tuvo, finalmente, un feliz desenlace. O, por lo menos, la estrella argentina exhibió un ánimo declaradamente celebratorio cuando fue presentado como jugador del PSG. El culebrón de Mbappé no se resuelve todavía, a falta de la última oferta que puedan presentar, en un par de días, los mandamases del club merengue. O sea, 48 horas más de suspenso.
Román Revueltas