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La Champions de aquí no motiva

La Liga española todavía no se termina y el Real Madrid ya se coronó como campeón. ¿Qué interés podría tener todavía esa competición en los cuatro partidos que le restan?

El tema, justamente, es las plazas europeas que están en juego: los equipos que terminan en los cuatro primeros lugares de la tabla participan en la Champions League, el que ocupa el quinto puesto va a la Europa League y el del sexto se mete a una tal UEFA Europa Conference League de reciente invención (otra ocurrencia más de los mandamases del futbol para que siga funcionando a todo vapor la caja registradora; ya vieron ustedes que Infantino, el supremo monarca de doña FIFA, pretendía que el Mundial tuviera lugar cada dos años y que, más allá de que su propuesta no haya prosperado, en el torneo de 2026 van a estar… ¡48 países!). Pues eso: aunque un equipo peninsular tenga ya el título en sus manos, la mera posibilidad, para los demás, de participar en las grandes competiciones del Viejo Continente es supremamente motivante y los seguidores habrán de seguir a sus clubes hasta el último minuto.

El Madrid se había colocado en un lugar inalcanzable, sacándole 17 de puntos de ventaja a su más inmediato perseguidor, el Sevilla, pero la diferencia entre este segundo puesto y la Real Sociedad (sexto, en la clasificación) era menor, en esta última jornada, a diez unidades y, a su vez, la distancia entre el último aspirante a la gloria europea y el Athletic Club de la capital vizcaína, octavo lugar, era de cuatro puntitos. El Osasuna, a más distancia, parece ya condenado a no jugar ninguna de las competiciones europeas, pero el referido Bilbao, el Villarreal, el Betis, el Atlético de Madrid y el Barça siguen en la pelea. No se ha terminado todavía LaLiga Santander.

Las cosas son diferentes en estos pagos. Recuerdo todavía algún partido absolutamente miserable que aconteció en los tiempos de los torneos largos: precisamente por no haber ya nada en juego, los futbolistas exhibieron la más descarada incuria. Los señores directivos, entonces, adoptaron un modelo importado, creo, de la Argentina (o, a lo mejor, patentado en tierras aztecas y distribuido generosamente en el resto de nuestro subcontinente, ya no lo tengo muy claro en estos momentos) y desde ese entonces el aburrimiento ya no es lo que era antes. Digo, el llamado torneo regular puede ser bastante soporífico en sus arranques pero, caramba, tenemos la tal Liguilla al final y ahí se compone todo.

Por cierto, los aficionados ya no sabemos qué pensar: llegar a la última fecha con dos equipos, dos nada más, clasificados de forma directa a la etapa final, eso… ¿quiere decir que nuestro futbol es colosalmente competitivo? Ustedes dirán.

Román Revueltas Retes

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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