Como aficionado, sigo sin entender cómo es que doña Federación puede poner y quitar equipos a su antojo. Bueno, no es el organismo el que se los lleva de un lugar a otro ni tampoco el que compra y vende pero los señores directivos sí son los que han dispuesto y consentido y reconocido y aprobado el entramado de regulaciones que le permiten a cualquier recién llegado hacerse de un equipo de futbol y llevárselo adonde le dé la gana por poco que tenga muy bien provista la billetera.
Otra cosa que no logro tampoco discernir, ya no como seguidor de las Chivas y simpatizante de los equipos de las ciudades a las que me han llevado mis compromisos laborales (Toluca, Pachuca, Aguascalientes y Morelia, en un orden cronológico que abarca varias décadas) sino en una repentina condición de analista financiero, es dónde está el negocio –sobre todo en estos tiempos de estadios vacíos— pero ése es otro tema.
Volviendo al asunto que planteo en las primeras líneas del artículo y conectándolo, justamente, con mis andanzas geográficas, eso de que Morelia, la última de las ciudades mencionadas en el párrafo anterior, se haya quedado de un plumazo sin futbol –así nada más, de la noche a la mañana— me parece punto menos que un esperpento.
Tenía la capital michoacana un equipo, los Monarcas, que era un referente, una señal de identidad; tenía un estadio y tenía una afición; tenía unos seguidores que se apoltronaban gustosos en las gradas cada quince día para apoyar a sus jugadores; tenía, finalmente, unos colores propios y una conexión directa con la comunidad moreliana.
Pues, miren ustedes: ese equipo, de pronto, dejó de ser “Monarcas Morelia” y se volvió… “Mazatlán FC”. Como por arte de magia, oigan. De michoacano se trasmutó, como si nada, en sinaloense. Y los señores mandamases de la mentada Federación, ni pío. Es más, a lo mejor les tocó una tajada del pastel (es una mera suposición, señoras y señores, y el periodismo serio no se practica a punta de infundios o sospechas, se hace a partir de datos comprobados; me permito, sin embargo, está infracción precisamente por mi asombro –y mi descontento— ante la flagrante consumación de algo así).
Viene a cuento todo esto porque los dueños del “Mazatlán FC” acaban de echar a la calle a Francisco Palencia. Digo, ninguna novedad: en nuestro futbol a cada rato corren a los directores técnicos y, a decir verdad, el equipo lleva diez roñosos puntitos luego de 13 fechas.
Como que no les hizo nada bien el cambio, ¿verdad? Qué bueno, que con su pan se lo coman.