Saúl ‘Canelo’ Álvarez sería un boxeador con “grandes limitaciones”, en palabras de David Faitelson, uno de los comentaristas deportivos de mayor relumbrón. Se solaza el referido periodista en soltar provocaciones y eso lo hace especialmente entretenido para el respetable público aunque los destinatarios de sus embestidas no aprecien demasiado los desplantes del carismático comunicador. Su reciente fichaje por los directivos de Televisa manda la señal de que en la empresa quieren levantar el vuelo con personajes de talento.
Volviendo al tema de las descalificaciones que le caen encima al ‘Canelo’, es cierto que no es uno de los grandes portentos del pugilismo mexicano –somos una auténtica potencia mundial en esa disciplina— y que figuras como Julio César Chávez o Juan Manuel Márquez, por no hablar de los legendarios boxeadores de antaño, se dibujan en el horizonte como unos verdaderos titanes. Pero, qué caray, el palmarés del peleador tapatío es punto menos que impresionante y para una nación, como la nuestra, que no destaca particularmente en los demás ámbitos deportivos, un timbre de orgullo.
También a ‘Checo’ Pérez le llueven reprobaciones, sobre todo en los espacios de una competición, la F1, marcada por el elitismo y que gira en torno a los países más desarrollados. Y el corredor, como para dar más crédito a quienes lo señalan inmisericordemente, no está pasando por sus mejores momentos. Pues bien, de la misma manera como los logros del ‘Canelo’ son del tamaño de una casa, también los resultados del segundo piloto de la escudería Red Bull son, hasta este momento, los mejores de todo el campeonato a excepción de ese coloso llamado Max Verstappen.
El ninguneo sería algo consustancial a la naturaleza humana, por lo que parece. Resulta, las más de las veces, de la insatisfacción personal y del enojo con las cosas de la vida. Es también uno de los rostros de la envidia porque los sujetos señalados suelen ser personas visiblemente exitosas a las que, sin embargo, se les quieren negar méritos o se les supone una falta de legitimidad: al ‘Canelo’ le acomodarían los combates con rivales a modo y ‘Checo’ estaría allí gracias a que un gran patrocinador paga la factura.
Pues bien, ambos deportistas son unos profesionales de los pies a la cabeza, individuos comprometidos, serios y disciplinados como el que más. Hay que destacar su ejemplaridad justo al ver que un futbolista acaba de arruinar su carrera –no seguirá el tal Alexis Vega en Chivas, por lo pronto, y no será nada probable que otros equipos vayan a estarse disputando arrebatadamente sus servicios— por armar una fiesta, flanqueado por dos escuderos de la misma camiseta, a la que fueron invitadas unas chicas que, con perdón, no debían de estar en la habitación de un hotel reservado exclusivamente para los jugadores por el Club Deportivo Guadalajara S.A de C.V.
No es mojigatería, ni mucho menos, porque lo de las celebraciones es un asunto al gusto de cada quien. Es no romper las reglas, tan simple como eso.
Sobran, aquí, casos de infractores. Y, justamente por ello, los deportistas respetables merecen toda nuestra admiración. Las descalificaciones deben de ir por otros lados.