Un santo señor de buen nombre, a quien mucha gente inteligente y bien intencionada tiene en muy buena estima —aunque siga siendo un defensor de tiranos y autócratas de “izquierda”, de Castro a Chávez-Maduro y López Obrador—, lamentaba que “Si el proyecto de López Obrador fracasa, realmente estaremos en la oscuridad total sin proyecto político y, ¿qué nos queda en el continente?”. Se llama Boaventura de Sousa Santos y eso dijo a La Jornada en 2019, coincidiendo con tantos académicos mexicanos que se resisten a ver, precisamente, el fracaso de la llamada 4T.
Escribe el periodista queretano Carlos Campos en un artículo sobre el sociólogo portugués: “Desentendiéndose con descaro de todo tipo de análisis estructural, reciclando los campos semánticos del marxismo y pergeñando a su antojo los reductos sobrantes de la teoría crítica, De Sousa también recurre al enfoque de clases al asegurar que su teoría es una que está fundada en la necesidad de superar el dualismo burgués entre el científico individual como creador autónomo de conocimiento y la totalidad de la actividad social que lo rodea. Dicho esto, a pesar de que gran parte de su carrera gozó de los beneficios burgueses y posiblemente aristocráticos, algo que se infiere con una revisión superficial a su biografía”. Por mí el buen Santos se puede ir al basurero de la historia, a donde lo acompañará también el solitario de palacio.
No deja de sorprender que “las izquierdas” hayan arropado a un político con las peculiares características que mostró desde sus primeros meses en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Pero ¿qué no es López Obrador?, nos hemos preguntado el politólogo poblano José Ramón López–Rubí Calderón y yo en varios artículos.
—No es feminista, ni laicista, ni liberal, ni demócrata, ni socialista, ni comunista; tampoco es chapista. Vaya, no es de ningún tipo de izquierda.
—¿Qué es el Presidente de México? Es machista, religioso y moralino, social–conservador, autoritario (falso demócrata), parcialmente neoliberal y parcialmente populista, priista: de derecha clientelar.
López Obrador empezó a gobernar desde que ganó las elecciones en 2018. A dos años de su administración, los resultados son más que decepcionantes. No se puede culpar a la pandemia de un doloroso fracaso que el mismo Presidente se niega a ver.
De los números a la baja no hay más responsable que el Presidente y su falsa austeridad.
Niños con cáncer fallecidos: 1,068 del 11 de diciembre de 2019 al 3 de septiembre de 2020 (Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, en Proceso, 4 de septiembre de 2020). Hay 170 casos de sarampión, que ya estaba erradicado.
Feminicidios: 2,223 carpetas de investigación por asesinatos de mujeres, de acuerdo con los datos más recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (en Sin Embargo, 25 de agosto de 2020).
Homicidios: 34,608 homicidios durante el año pasado y “El Gobierno de México prevé en 2020 un nuevo récord de homicidios dolosos registrados, con una proyección de 40,863 asesinatos pese a la reducción de la movilidad ocasionada por la pandemia de covid-19”. “¿Por qué nos ha costado reducir el número de homicidios?”, se pregunta el Presidente. Porque tiene que ver mucho con la delincuencia organizada y constantemente hay confrontación, enfrentamientos entre grupos. Eso nos aumenta el número de homicidios” (Forbes, 2 de septiembre de 2020).
Muertos por covid-19: Más de 600 mil contagiados y 72 mil muertos, de acuerdo con datos oficiales. En realidad han muerto más de 220 mil mexicanos en los últimos seis meses, según los cálculos de Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel, confirmados por datos públicos de la Secretaría de Salud.
Impunidad: México ocupa el lugar 60 de 69 países estudiados en el Índice Global de Impunidad 2020. En el informe, elaborado por investigadores de la Universidad de las Américas Puebla, México obtuvo un puntaje de 49.67, solo por arriba de Tailandia, Honduras, Marruecos, Argelia, Azerbaiyán, Paraguay, Guyana, Nepal y Kirguistán (Animal Político, 19 de agosto 2020). En México la probabilidad de que se denuncie y esclarezca un delito es de 1.3% (Expansión Política, 1 de marzo de 2020).
Corrupción: Hablemos de Lozoya, de Pío, de Bartlett, de Irma y John, de Napito, de la maestra... Ah, sí, Rosario ya está en la cárcel, y los expresidentes morirán en las mazmorras de San Juan de Ulúa.
Mentiras: En los primeros 600 días de su gobierno el Presidente ha dicho 30 mil afirmaciones no verdaderas en sus conferencias matutinas, de acuerdo con el análisis realizado semanalmente por el Taller de Comunicación Política SPIN —por no hablar de falsedades históricas y sus frecuentes equivocaciones.
Paco Ignacio Taibo II sugiere, en tanto, que los críticos se larguen del país.