En México, los partidos políticos antes de que Calles fundara PNR, no tenían carácter nacional.
Ya en esa época hubo partidos de verdadera izquierda y otros por sus nexos con la iglesia católica fueron de derecha; varios de ellos trabajaron sin registro y aunque parezca contradictorio su fuerza estribaba en su clandestinidad.
Cuando se oficializaron gracias a la iniciativa de Reyes Heroles se les restó potencia y más cuando el estado dio dinero para su sostenimiento volviéndose mercenarios de la política.
Así algunos han sobrevivido como rémoras y otros pasaron a la historia.
La política siempre ha sido negocio y cuando un partido ha llegado al poder han puesto en práctica antiquísimas maneras de enriquecer a sus cúpulas y los ungidos con puestos de elección, o cargos en el poder ejecutivo o legislativo, se han enriquecido brutalmente.
Hoy las ideologías han pasado a segundo o tercer término y si antes eran el sustento de la lucha política para llegar al poder, hoy se pacta bajo otros motivos que no pueden ser considerados principios éticos o morales.
Los excesos dieron pauta a la formación de un partido que aprovechó el hartazgo ante la corrupción y la impunidad para encumbrarse; pero resultó peor por sus prácticas enemigas de la transparencia, la rendición de cuentas, las instituciones y la misma Constitución.
Ha pulido la forma de comprar voluntades y el pacto con el crimen organizado cuyo resultado se observó en la elección del pasado domingo en el Estado de México.
Los aliados de la 4T basaron su campaña en Coahuila en señalar que se ha dejado insoluto y sin castigo el asunto de la deuda, pero los ciudadanos, aun cuando desean justicia, valoraron, más la paz social, las instituciones sólidas, una economía relevante, y dejaron la oportunidad de corregir los entuertos para más adelante, lo cual cobra relevancia porque de ello depende y compromete el futuro del PRI en Coahuila.
Aquí, con su triunfo se significó como su último reducto a nivel nacional y evidenció tal debilidad que no podrá proponer candidato presidencial y menos si Alito insiste.
Tendrá que ir en alianza y ésta concentrarse en la meta prioritaria de lograr mínimo 157 diputaciones en 2024 para evitar la mayoría calificada de Morena y combatir a la dictadura en ciernes desde el poder legislativo.
No queda otra realidad.