Ayer se cumplieron 167 años de la promulgación de la Ley de Registro Civil, por el cual el gobierno norma y seculariza los asuntos relacionados con el nacimiento, casamiento y muerte de los ciudadanos. Acostumbrados a su vigencia e ignorando la razón y fondo de la ley no alcanzamos a valorar su importancia.
Tendríamos que recordar que en esos tiempos que conocemos como la época de la Reforma, se fueron promulgando leyes que sostenían el principio de libertad en todos sentidos tratándose de las relaciones sociales entre la ciudadanía y de ésta con el gobierno y principalmente con la Iglesia única que dominaba no solo la vida espiritual sino social de los mexicanos.
Pasada la conquista de las naciones autóctonas que florecían principalmente en Mesoamérica de lo que hoy es México siguió la colonización proceso cuyo propósito era imponer valores, visiones, costumbres a través de las cuales se ejercía la dominación y la explotación de las personas.
Los reyes católicos se habían comprometido con el Papa a divulgar la fe cristiana, así que los misioneros fueron la punta de lanza en esa batalla por erradicar las creencias indígenas connotadas como herejes y bárbaras.
Uno de los mecanismos de ejercer ese dominio fue la organización de la iglesia para controlar a los individuos y obligarlos a aceptar el registro de los nacimientos, casamientos y muertes, de no cumplir lo estipulado eran merecedores de marginación y maltrato.
Al principio solo era la obligación de registrarlos, pero luego la iglesia vio un buen negocio en ello y empezó cobrar por estos servicios, los cuales se fueron encareciendo al establecer diferencias que costaban más, por ejemplo un arancel de 1618 establecía que por una velación de indios laboríos debían pagar dos pesos, si la velación se efectuaba fuera de la parroquia costaba cuatro reales incluyendo misa; o por un entierro dos pesos, si era con cruz baja y cuatro pesos y cuatro reales si era con cruz alta; por un niño un peso y medio y dos por la cruz, si fuera cruz alta (es decir levantada con los brazos) cuatro pesos, más cuatro por la cruz.
Igualmente pasaba con los registros de nacimiento y bodas siempre y cuando fueran buenos cristianos y no sujetos a excomunión, el mayor de los castigos, formas de control social sin duda, así que pensemos en la significación de las Leyes civiles.