Está bien documentado que las personalidades egocéntricas, sean refractarias a la crítica y manifiesten su intolerancia de manera reactiva; así, era de esperarse que ante la marcha ciudadana de hace 15 días, el presidente, que siempre tiene la razón, apoyado en su propios datos y en la realidad que solo él percibe y exige a sus corifeos aplaudan como verdadera, que no se iba a quedar quieto ante el alto número de participantes; conglomerado conformado por ciudadanos de todos los niveles sociales, profesiones u oficios, corrientes ideológicas, incluidas las verdaderas de izquierda, marcharon en varias ciudades del país bajo el lema el INE NO SE TOCA, que representa el colmo del programa de desintegración de instituciones del presente régimen, quien es enemigo de los contrapesos y de instancias autónomas que no se pliegan a su voluntad absoluta.
No es capaz de comprender el hartazgo de sus políticas fallidas, aplicadas a casi todos los sectores, especialmente a los más sensibles como la salud, que tiene sin vacunas necesarias y suficientes a la niñez, echando por tierra el lugar tenido a nivel mundial; la atención al cáncer, sin medicamentos ni tecnología aplicada; los garrafales errores ante el COVID 19, sosteniendo al autor de la catástrofe quizá explicable por núcleos homo sexuales soterrados; la economía desecha que ya tuvo que aceptar que no solo terminó con los ahorros, sino que recurrió al endeudamiento mayor de los últimos sexenios, factores que han regresado el nivel de la expectativa de vida de los mexicanos al que se tenía en los años 70¨s y ha incrementado la pobreza extrema de miles de familias, a pesar de los programas clientelares de pensiones.
Y no se diga del desastre en materia educativa, en cultura, ciencia y tecnología.
Y por supuesto la inseguridad, con miles de muertos por semana a causa de su política.
Todo eso lo sabemos; como me dijo una prima: para qué dices lo que ya sabemos; precisamente para que, los no enajenados, rechacemos abiertamente su pésimo quehacer y sigamos expoliando las debilidades hasta provocar reacciones que muestren su verdadero rostro, y se facilite así el desencanto de cada vez mayor número de mexicanos.
Aunque se niegue, el acarreo estará hoy en su apogeo; bajo amenaza de perder sus pensiones y becas, habrá manipulación y movilización grotesca.