Me referí al Conservatorio Nacional de Música, ahora tocaré otra institución: la Cineteca Nacional. Mañana cumple 48 años de haberse fundado el 17 de enero de 1974, durante la Presidencia de Luis Echeverría.
Se tenían los antecedentes de la Filmoteca Nacional instaurada en 1936, un poco más tarde el Laboratorio de Cinematografía y el Departamento de Cinematografía con la misión de preservar el patrimonio fílmico de México.
La iniciativa privada también contribuyó al surgir la Sala Regis quien trabajó por el resguardo y exhibición del cine artístico.
Se avanzó cuando la Secretaría de Gobernación promovió la Ley de la Industria Cinematográfica en 1949 y tres años después el Reglamente para Salas donde se estableció que los dueños de salas donaran películas que consideraran trascendentes.
La UNAM en 1960 fundó su Filmoteca orientada al rescate, catalogación, investigación y restauración de material fílmico.
Otro avance fue la creación del Banco Nacional de Cinematografía quien formuló el Plan de la Restructuración de la Industria Cinematográfica Mexicana dentro de cuyos objetivos estuvo el establecimiento de una Cineteca en los Estudios Churubusco.
La Cineteca Nacional inició actividades con la exhibición de la película el Compadre Mendoza de Fernando de Fuentes a la cual asistió el Presidente Echeverría.
Laborando en la SEP, época de de la Madrid, la tarde del 24 de marzo de 1982 supe la noticia que la Cineteca Nacional se había incendiado cuando había público en sus salas.
Casi veinte horas duró el incendio, se habló de tres muertos: 6506 negativos, la mitad mexicanos, se perdieron; 2300 guiones; 9278 libros y revistas; dibujos originales de Rivera y Eisenstein, y negativos de películas de Manuel Álvarez Bravo y Juan Orol, y gran parte del edificio quedó destruido.
El peor desastre de un archivo cinematográfico en la historia.
Una desgracia, página triste y dolorosa en la historia de la Cineteca, en la que con índice de fuego señalaron al responsable de la misma, pero según he leído, en las investigaciones, no quedó establecida con claridad la causa y la responsabilidad.
No sé qué pasó con el tema judicial, si lo hubo o no, pero sin duda la persona, si vive aún, lleva un tremendo peso sobre sus hombros, por lo grave del desastre para la cultura nacional, algo que no se desea a nadie.