Se cumplieron 58 años de la muerte de Gerardo Murillo, pintor jalisciense, mejor conocido como el Dr. Atl; doctor porque lo era en filosofía, además de estudiar derecho en la Sorbona y Atl que significa agua en náhuatl.
Sin duda uno de los mejores paisajistas; neoimpresionista, atrapado por los volcanes, por los cuales estudió vulcanología en Italia y a los cuales dedicó gran parte de su obra.
Siendo la pintura un área del arte en la que no he incursionado y teniendo la experiencia desde joven de haber cultivado, la música coral, la danza folclórica y el teatro ya en la escuela profesional y en mis últimos años la composición musical y la literatura escribiendo cuentos además de historia mexicana, tengo fe en realizar actividad en ese campo teniendo como mejores ejemplos a los muralistas mexicanos Rivera, Orozco y Siqueiros de los cuales fue maestro en la Academia de San Carlos el Dr. Atl; convencido que no seré retratista porque de antemano sé que no tengo ese talento como lo tuvo el maestro Olivares, pintor matamorense de renombre mundial, pero que aquí en Coahuila, poco reconocemos como a otros, por ejemplo a Galán, de Múzquiz, y más que se me escapan o desconozco porque no les hemos hecho el honor de documentar su obra, sin aprender de los zacatecanos quienes a sus pintores han dedicado a cada uno, su correspondiente museo.
Nació Murillo en Guadalajara en 1875, becado por Díaz, fue después a estudiar a Roma y Paris, creo su propia técnica con tintes secos o a la resina sobre papel y tela, escribió la historia del Paricutín, clásico sobre el tema y sus Cuentos de todos colores.
Enemigo del porfirismo participó en la Revolución Mexicana, era revolucionario de corazón pues en San Carlos renovó los métodos de enseñanza, por lo que le bautizaron con el sobrenombre de “agitador”, e impuso lo que hoy se conoce como aeropaisaje, por hacer sus pinturas desde las alturas para capar esas hermosas perspectivas en sus paisajes.
Fue partidario de Venustiano Carranza, y cuando éste fue asesinado se autoexilió a Francia, previendo la persecución que Obregón hizo de los carrancistas.
Según datos del INBA, el Dr. Atl regresó a México utilizando como seudónimo el nombre de Giorgio Stello, que era el de un capitán aviador de la Fuerza Aérea Italiana. Murió el 15 de agosto de 1964, lo recuerdo, era yo estudiante de la Escuela Normal.