Política

El triunfo de la diplomacia mexicana

El primero de junio del 2021, el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, publicó un memorándum que dio fin al programa conocido como “Protocolo de Protección de Migrantes” (MPP, por sus siglas en inglés). En el memorándum, Mayorkas precisó que “sólo es posible gestionar la migración de una manera efectiva, responsable y duradera al enfrentarla de manera comprehensiva, mirando más allá de nuestras fronteras." El memorándum del secretario Mayorkas señala que “la alianza con el gobierno de México ha sido una parte integral en el éxito del proceso escalonado para terminar el MPP”. Al igual que organizaciones como Acnur y la OIM, la diplomacia mexicana jugó un papel central en el fin del MPP.

Es claro que, en materia migratoria, las visiones de los actuales gobiernos de México y Estados Unidos son profundamente compatibles. Parten de la doble convicción de atender las causas de origen de los movimientos migratorios y también de afianzar la protección de los derechos humanos de las personas migrantes. En ese sentido, el trabajo de la diplomacia mexicana ha consistido en trabajar de forma colaborativa, tanto a nivel binacional con Estados Unidos, como regional y multilateral, hacia una migración ordenada, segura y regular. Así lo estipula el Pacto Mundial sobre Migración en cuya conferencia de adopción participó el canciller Ebrard, en diciembre del 2018, en Marrakech.

Desde entonces, la ejecución de nuestra política exterior ha tenido precisamente ese objetivo: avanzar hacia una migración más humanitaria. Así lo demuestra, por ejemplo, la firma del documento inicial del Plan de Desarrollo Integral (PDI) que signó el presidente López Obrador en su primer día como presidente con los primeros mandatarios de Guatemala y Honduras y el entonces vicepresidente de El Salvador. El día de hoy el PDI, con la estrecha colaboración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, es una realidad en la región.

Una política exterior madura debe tender puentes. Más aún cuando se trata de nuestro principal socio comercial, país con el que además compartimos una frontera de más de tres mil kilómetros. El sentido de Estado nos obliga a dialogar tanto con demócratas como republicanos, en resguardo de los intereses de México y de nuestras comunidades en Estados Unidos. Frente a las amenazas arancelarias, México respondió de manera estratégica: evitamos una confrontación comercial que hubiera puesto en riesgo la compleja renegociación del acuerdo comercial más importante de nuestro país.

Entonces rechazamos, en consonancia a la voz de todas las fuerzas políticas del Senado de la República, la firma de un Acuerdo de Tercer País Seguro que pedía el gobierno de estadounidense como primera prioridad. México además impulsó que el gobierno vecino hiciera inversiones en la región del sur de México y el norte de Centroamérica. Como botón de muestra de los resultados, Washington invirtió 624 millones de dólares en proyectos de micro financiamiento para el sur de México. Y, tras sortear la tormenta de amenazas arancelarias, se inauguró la implementación del nuevo T-MEC, con un amplio consenso en nuestro país. Gracias a ello, avanzamos desde un marco institucional regional hacia la recuperación económica de Norteamérica.

En una nueva etapa, con el presidente Biden y la vicepresidenta Harris, la diplomacia mexicana ha sabido construir una relación bilateral sólida y basada en el respeto mutuo. El diálogo al más alto nivel, por ejemplo, es constante y productivo. Destacan, como ejemplos, el próximo envío a México de más de un millón de Johnson & Johnson y antes, de 2.7 millones del biológico de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Recordemos que México fue el primer país en el mundo en recibir vacunas contra covid-19 provenientes de Estados Unidos.

En paralelo a los esfuerzos para impulsar una relación bilateral basada en los principios de cooperación y respeto mutuo, afianzamos los programas y redes de protección para nuestros connacionales. A pesar de la terrible pandemia que ha azotado al planeta desde finales del 2019, nuestra red consular se ha mantenido firme en la defensa de nuestros connacionales. A pesar de los retos sanitarios para nuestro personal, la Cancillería continuó defendiendo a la comunidad mexicana en Estados Unidos; apoyó a las y los familiares de quienes tristemente perdieron la vida y participa en grandes esfuerzos para que nuestra comunidad pueda vacunarse, sin distingo por su condición migratoria. Aun en medio de una pandemia, nuestra enorme red en Norteamérica trabaja diariamente para transformarse y mejorar los principales servicios que ofrecemos en materia de documentación.

La diplomacia mexicana en la región norteamericana, con su indispensable Servicio Exterior, atraviesa su mejor momento porque actúa con principios y visión de Estado. En los momentos definitorios se han logrado grandes consensos y una representación con unidad nacional. México seguirá sorteando con orgullo los retos que impone la cercanía y cosechando beneficios para su sociedad.

*Abogado y maestro en políticas públicas. A cargo de dirigir la política para América del Norte de la SRE

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Roberto Velasco Álvarez
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