Bastantes discusiones dejan a los boomers sin dormir por las noches, una de ellas, además de la pos muerte del zorrillo francés Pepe LePew, es el material temático de las canciones de regetón que suenan en las fiestas de sus hijas.
Que si Pepe LePew sólo estaba enamorado y que Bad Bunny es un acosador, son discusiones sin balance cuando caen sobre la mesa de los hombres adultos empedernidos.
Sin embargo, lejos de los alcances de los medios, existen propuestas artísticas que de verdad abonan a la ruptura de los estereotipos del macho y el hombre renegado.
Muchos de ellos existían desde el parámetro puramente visual, como lo hizo David Bowie al vestirse de mujer y Lou Reed al hablar de travestis sin el usual morbo, por brindar un atisbo.
El año pasado la banda británica punk, IDLES, quienes tienen una visita pendiente a México, lograron llevar las temáticas de la hombría, la paternidad responsable y la adicción a los titulares más progresivos del Internet.
Pero ahora, de nueva cuenta desde el viejo continente, una banda sueca ha decidido traducir estos problemas con mayor afinidad sónica, se llaman Viagra Boys.
“Cinco maestros y un vendedor de droga”, es como ellos mismos se describen en uno de sus videos, porque físicamente los demás integrantes, menos el vocalista, Sebastian Murphy comparten una estética que reconocemos como punk, tienen tatuajes pero no son personas con ese clásico personaje de rebeldía y vulgaridad de los primeros ídolos.
La dura pero creciente legalización de la mariguana y otras drogas duras, abren camino a los testimonios alejados de la estigmatización de las adicciones, Viagra Boys podría ser uno de los soundtracks de las más terribles pero irónicas historias de amor a las sustancias.
En ‘Sports’, su sencillo más popular en YouTube, el cantante grita nombres de deportes en medio de una cancha de tennis, prolifera disciplinas mientras combina actos del uso de drogas, como la cocaína y el fumar mariguana, como si fueran también actos deportivos.
El punk vuelve a ser vocero del underground, como antes, pero ahora con menos foco y mayor narrativa, o en el caso de Viagra Boys, en lugar de usar gritos desgarrados, usa las cadencias del sax y el Spoken Word para hablar de nuestras viriles toxicidades.