El aspirante a la gubernatura y senador por Movimiento Ciudadano en Nuevo León, Samuel García, subió un video donde interactúa con su flamante esposa, Mariana Rodríguez. Ambos son afectos a vivir bajo el ojo público; él recurre constantemente a las redes sociales para publicitarse y ella las usa para dar consejos domésticos, como por ejemplo a dónde enviar a las empleadas del servicio a que aprendan a tender la cama y a lavar bien los baños, y para subir videos con títulos tan apasionantes como “Mariana Rodríguez cocina un pay de mango”. Ella fue recientemente diagnosticada con covid, por lo que la interacción se dio, naturalmente, a través de la pantalla, con los recién casados compartiendo, en sus respectivas habitaciones, unas costillitas barbecue y arroz rojo, todo aderezado con una generosa dosis de microagresiones machistas.
Cuando Rodríguez sube una pierna a la silla él le reclama que la baje, que se casó para que ella fuera “para mí, no para que andes enseñando”. Ella le dice que no puede verse entera en la pantalla, le pide perdón y de inmediato baja la pecaminosa rodilla. Más delante le comenta que su plato trae arroz, mismo que ella no pidió, y él le ordena un seco “cómetelo”, sin siquiera mirarla, ante lo cual ella le contesta con un “aysh” seguido de un cargado tenedorazo hacia su boca. Luego ella le pregunta que qué hubiera hecho de haber sabido que a los cinco meses de su boda a ella le daría covid, ante lo cual él responde que hubiera corrido, rematando con que apenas llevaba dos días y que ya estaba harto de atenderla. La peor de las viñetas viene al final de la transmisión, cuando Rodríguez, perfectamente maquillada y arreglada, se toca sin pensarlo el cabello y él le espeta que cómo se atreve, teniendo las manos así, embarradas de salsa, ante lo cual ella las enseña, asustada, asegurándole que no, que las tiene limpias, asumiendo que la culpable siempre debe ser ella, sin importar de qué, y que él tiene el derecho de dictarle qué hacer con sus propias manos.
Si el senador y la influencer decidieron que ese video era digno de ser compartido es porque no le encontraron nada reprobable. Y es que, para el gran público regiomontano, no lo es: en esa geografía las mujeres son entrenadas desde muy niñas a ser subsidiarias al hombre, a no tener valía lejos de la égida doméstica regida, igual que su apariencia, siempre por el ojo masculino; allí, que la mujer sea la dueña de su vida y no el padre, esposo o hijo, es inaudito, desde mantenerse sola hasta decidir si quiere o no comer arroz. García y Rodríguez, pues, son la prototípica pareja regiomontana, el Ken y la Barbie del cerro de la Silla, él con tío ligado al narco y su título del Tec de Monterrey y ella con su cabello rubio, talla cero y dedicada al hogar.
No faltará quien, comprensiblemente, se pregunte cuál es la relevancia de detenerse en esa ventana al mundo del gore doméstico regiomontano. Permítanme recordarles que, además de que el pelmazo en cuestión es ahora senador de la República y quiere ser gobernador, México vive una crisis de feminicidios que parece imparable y que de ningún modo se gesta en el vacío.
@robertayque