Política

El llano en llamas

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Jose Antonio Yépez nació en el pueblo de Santa Rosa de Lima, Guanajuato, a menos de 100 kilómetros de la refinería de Salamanca. De la escuela de Los Zetas pasó a ser el segundo de a bordo de David Figueroa, ex policía y fundador del grupo huachicolero, estrenándose alrededor del 2017 al control de la organización en un video donde amenaza al Cartel de Jalisco, Nueva Generación, por disputas sobre territorio; la muerte de Nemesio Oseguera, El Mencho, jefe del cártel rival, fue desmentida por la DEA la semana pasada, con lo cual sigue vigente la recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por el FBI a quien brinde ayuda que lleve a su captura.

Luego de que la incompetencia de la nueva presidencia se hiciera evidente en el desabasto de gasolina que padecimos a principio del 2019, los de Santa Rosa se convirtieron en los perfectos chivos expiatorios. Lo que comenzó como pantalla se volvió personal cuando una bomba fue localizada frente a la refinería al lado de un mensaje firmado por Yépez y dirigido a López Obrador: “Te exijo que saques a la Marina, Sedena y fuerzas federales del estado, si no te voy a empezar a matar gente inocente … Ahí te dejo un regalito en mi refinería … Atente a las consecuencias”. El cerco policiaco pasó a ser brutal, pero la generosidad y cercanía del Marro con los locales —ciudadanos, policías y funcionarios públicos— resulta en plantones y barricadas que impiden el ingreso de los operativos enviados a arrestarlo, y el congelamiento de sus activos y la ocasional captura de sus cercanos ha sido correspondida con sangrientas masacres públicas.

Las guerras de Santa Rosa contra el cartel de Jalisco y la policía tienen hoy al otrora apacible Guanajuato como uno de los estados más violentos del país. El sábado pasado, luego de la captura de la madre, hermana y novia de Yépez, éste soltó un video donde, con lágrimas en los ojos, le pide ayuda a toda su comunidad y hasta ofrece subordinársele al Mayo Zambada para “cargarse a la v… a esos hdp … las tienen grabándoles audios y madreándolas”. Desde entonces, las balas no han dejado de llover sobre el Bajío.

Ovidio Guzmán fue capturado el 17 de octubre del 2019 en Culiacán y estuvo en custodia federal entre pasadas las tres y casi las siete de la tarde, siendo liberado —hoy sabemos que por orden directa del presidente— para “proteger la vida de las personas inocentes”. Los inocentes no solo eran los acogotados ciudadanos de a pie, sino las esposas e hijos del ejército: en medio de una ciudad desquiciada, la unidad habitacional militar de Culiacán fue atacada por una veintena de sicarios que aventaron granadas y rodearon los edificios con camiones supuestamente cargados de explosivos que, de no liberar a Guzmán, harían volar.

Justificar así la capitulación del Estado frente al poder del narco podría considerarse de no ser porque, apenas cinco meses después de que Ovidio le pusiera los tanates en la visagra, López Obrador fue mangoneado por el abogado de los Guzmán en su camino a saludar deferentemente a su abuelita.

Con ese precedente, El Marro, por muy lastimado que esté, no se va a ir en blanco.

@robertayque

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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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