¿Cuál habría sido la reacción del presidente Andrés Manuel López Obrador si un gobernador de la oposición cargara un féretro representando al general Luis Cresencio Sandoval y lo depositara frente a la Secretaría de la Defensa Nacional?
No es una manta, ni una pancarta, tampoco una mera consigna. Es un féretro para contener un cuerpo sin vida.
Los ataúdes que Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, expuso frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación representan un mensaje muy violento.
No fueron activistas, ni militantes rasos, tampoco golpeadores pagados, fueron funcionarios públicos de su gobierno quienes arrojaron ese deseo de muerte contra las y los ministros.
El sábado 20 de mayo varios funcionarios veracruzanos, entre los que se encontraba el mandatario de esa entidad, presentaron dos ataúdes representando el cadáver de la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, así como del ministro Alberto Pérez Dayán.
Eric Cisneros Burgos, secretario de Gobierno de Veracruz, fue una de las personas que cargó sobre sus hombros esas cajas.
Cuitláhuac García no es un gobernador más en la lista de gobernadores. Se trata, al mismo tiempo, del principal promotor de la campaña de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República, entre los mandatarios estatales morenistas.
Es también uno de los gobernadores favoritos del presidente López Obrador, quien lo ha defendido inclusive ante su propia familia.
Morena ha propuesto que los asientos en el pleno de la Corte se sometan al voto popular. También advirtió que su partido hará campaña con esta iniciativa hacia los comicios de 2024. Lo que no se había visto antes es que los dirigentes de esta fuerza política utilizaran ataúdes para conseguir votos. En lugar de combatir al crimen organizado están adoptando sus modos de confrontación.
La campaña por la Presidencia mexicana arrancó hace ya mucho tiempo, pero este sábado se inauguró el narcodiscurso con el que se pretende conseguir el triunfo.
Zoom: Cuitláhuac García es vocero poderoso de un grupo que, en efecto, desearía ver descansando en paz —no solo metafórica, sino literalmente— a sus adversarios. Si hoy son las y los ministros, mañana podría ser cualquier otra persona: ese es el verdadero mensaje.