La propuesta la hizo el ex candidato presidencial y actual senador Ricardo Anaya: negociar un nuevo tratado para la seguridad de Norteamérica.
El martes de la semana pasada propuso que, así como tenemos firmado un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, deberíamos poner sobre la mesa otro igual de robusto que, con igual formalidad, atienda los problemas compartidos en materia de seguridad.
No debería restar relevancia el hecho de que sea un legislador de la oposición quien haya promovido la idea; la palabra “formalidad” es la clave del exhorto.
Después de las declaraciones de Donald Trump en Davos quedó claro que el gobierno de Claudia Sheinbaum va sorteando con loable eficacia política la peor parte de la crisis. La frase “con México vamos bien” pronunciada en ese foro internacional significa que los canales informales de comunicación entre ambos mandatarios están dando resultados.
Aporta también discernimiento la respuesta que Sheinbaum entregó al ser cuestionada sobre la decisión del gobierno colombiano para rechazar la vuelta de sus connacionales deportados.
En vez de respaldar a Gustavo Petro, Sheinbaum aprovechó para fijar el criterio que orienta su actuación: “con respecto a nuestra soberanía y respeto entre los pueblos (…) estamos obligados a tener una buena relación” con Estados Unidos.
El día de hoy la Presidenta proporcionará mayor detalle sobre los acuerdos que se están cocinando. Por un lado, habrá de referirse a las personas mexicanas repatriadas, así como a al otorgamiento de asilo o refugio para extranjeros rechazados por Estados Unidos.
Del otro, las negociaciones terminarán abarcando obviamente el expediente de las organizaciones criminales.
Es en este contexto que adquiere mérito la iniciativa de Anaya. En vez de salirle al paso a las presiones de moda, y atender tema por tema de manera coyuntural, tendría sentido imaginar una nueva institucionalidad de largo plazo, capaz de conjuntar recursos trilaterales para destinarlos a la solución radical de fenómenos que hoy lesionan severamente la soberanía de las tres naciones.
Zoom: La posibilidad de dibujar en el horizonte un instrumento que garantice coherencia para las responsabilidades tripartitas en migración y seguridad, además de colocar las soluciones más viables sobre los rieles correctos, desterraría la retórica polarizante que cada vez se apropia de la arena electoral.