Los dos se dicen de izquierda y sin embargo les separa la ideología. Hay izquierda democrática y la hay también autoritaria. Para el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en Venezuela no se violan derechos humanos, todo es una narrativa fabricada en el extranjero para destruir al inocente gobierno de Nicolás Maduro.
El millón de venezolanos que en la última década abandonó su país para refugiarse en Colombia son solo víctimas de esa narrativa. Lo mismo que el resto de refugiados que han tomado camino hacia Perú, Chile, Argentina, México o Estados Unidos.
Todas esas personas son mártires de una noticia falsa.
Así le habló Lula al mandatario venezolano, Nicolás Maduro: “ustedes saben muy bien cuál es la narrativa que han construido respecto de Venezuela, la del autoritarismo y la antidemocracia. Esa narrativa ustedes la tienen que deconstruir mostrando su propia narrativa para que la gente cambie de opinión”.
¿Quién ha construido esa narrativa? Si no ha sido el chavismo, ¿a quién echarle la culpa? ¿Cómo deconstruir esa narrativa sin proteger al mismo tiempo los derechos y las libertades de la disidencia? ¿Tiene posibilidad Maduro de mostrar una narrativa que no sea la del autoritarismo?
El presidente de Chile, Gabriel Boric, líder de una izquierda más comprometida con la democracia y los derechos fundamentales que la constituyen, reviró a su homólogo brasileño argumentando que la situación de los derechos humanos en Venezuela es una realidad seria y no una mera construcción narrativa. Presumió que él sí ha hablado con los refugiados venezolanos y que les considera razón cuando dicen que el régimen de Maduro no respeta las libertades.
El debate entre estos dos líderes de América Latina demuestra que la ideología sí importa, no solamente cuando distingue entre los valores de la derecha y la izquierda, sino también cuando separa entre la izquierda que abraza a la democracia y la que sin pudor apuesta por su desmantelamiento.
Zoom: si el término “narrativa” —abusado por los neoliberales— se sustituye por el de ideología, el mensaje de Lula se entiende distinto. Para que el régimen de Maduro sea percibido de una manera distinta tendría que abandonar la ideología autoritaria que le inspira.