El desencuentro fue planeado, fue explícito y no dejó dudas sobre la imposibilidad de que puedan cooperar la Secretaría de la Defensa Nacional y el Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico de las violaciones graves de derechos humanos cometidas entre 1965 y 1990.
El pasado miércoles 22 de junio se llevó a cabo una ceremonia que pretendía inaugurar una nueva época, pero terminó en fatal divorcio. En palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, ese evento debía simbolizar reconciliación y sin embargo los discursos ahí pronunciados exhibieron cuán irreconciliables son las posiciones de cada parte.
La intervención que abrió fuego fue la del general secretario, Luis Cresencio Sandoval. Este funcionario a quema ropa fijó las premisas exigidas por las Fuerzas armadas para colaborar.
Primero, el Campo Militar Número 1 debe ser reconocido como un sitio que, por muchos años, ha contribuido a la seguridad y el desarrollo nacional. Segundo, si llegó a haber abusos éstos deben ser juzgados a la luz de las instrucciones recibidas por las fuerzas armadas de parte del mando civil. Tercero, en el bando militar hubo caídos durante la llamada “guerra sucia”. Cuarto, los militares que cumplieron con su deber merecen ser reivindicados y; quinto, se construirá un monumento dedicado a los militares involucrados durante la “guerra sucia”.
El general secretario sabía que el Mecanismo para el Acceso a la Verdad no fue mandatado para atender ninguna de estas condiciones. Pero tal cosa no le importó. Las y los integrantes del Mecanismo respondieron en una carta publicada el viernes 24 que no está en su plan de trabajo tratar al Campo Militar Número 1 como si no hubiese sido el sitio donde, durante varias décadas, se reprimió, torturó y se llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales.
Tampoco es tarea de esta instancia homenajear a los militares caídos, ni construir monumentos para ellos.
Siendo honestos, el evento que debía marcar el inicio de las actividades del mecanismo sirvió para darlas por concluido. Sin cooperación de parte de la Sedena todo es discurso político hueco.
Zoom: acaso la primera verdad que el mecanismo deberá consignar es que, estando las cosas como están, jamás habrá verdad.
Ricardo Raphael@ricardomraphael