Política

¡Esto es buena televisión!

La emboscada que ayer tendieron Donald Trump y J.D. Vance al mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, no partirá fácilmente de la memoria. En tándem bien coordinado, el presidente y vicepresidente de Estados Unidos lo arrollaron frente a una audiencia de millones de personas.

“Sin el apoyo militar de Estados Unidos, afirmó Trump, esta guerra (entre Ucrania y Rusia) no habría durado ni dos semanas”.

Vance remató: “(y sin embargo) no he escuchado agradecimiento suficiente durante esta reunión”.

Antes de que el personal de la Oficina Oval interrumpiera el sonido de los micrófonos y Zelenski fuera expulsado de la Casa Blanca, Trump pronunció una de sus frases más peculiares: “Esto es buena televisión, doy fe de ello”.

Contra lo que muchos suponen, el magnate que gobierna al país vecino es predecible: los cálculos de su cerebro a toda hora computan imágenes como buenas o malas para la pantalla, o más precisamente, imágenes que enardecen a la audiencia sectaria que le apoya políticamente.

Ayer Trump y Vance utilizaron los medios de comunicación para enviar un mensaje al resto de los líderes del mundo: “si quieren el respaldo de Estados Unidos tendrán que subordinarse incondicionalmente a las reglas impuestas desde la Casa Blanca”.

Zelenski sólo fue el chivo expiatorio, el perro sacrificado para que el resto de la jauría calcule sus costos antes siquiera de suponer que podría oponerse.

Sigue ahora que cada nación tome nota del evento y evalúe no solo el tono de la conversación sostenida con la Casa Blanca, sino también los términos implicados en la relación con la superpotencia.

Partidarios del mandatario ucraniano se manifestaron ayer
Partidarios del mandatario ucraniano se manifestaron ayer en las cercanías de la Casa Blanca. AP

Aún si el mazazo que recibió fue brutal, Zelenski no fue el único sorprendido el día de ayer. Mientras mirábamos estupefactos la trifulca de la Oficina Oval, el periódico Wall Street Journal (WSJ) publicó una nota muy preocupante para México. Justo debajo de la crónica sobre el pleito con Zelenski, en las páginas digitales de ese diario se dio a conocer otra comunicación, casi igual de humillante, sucedida hace casi un mes entre Pete Hegseth, Secretario de Defensa de Estados Unidos, y los secretarios mexicanos Ricardo Trevilla y Raymundo Morales, titulares de la Defensa y la Marina, respectivamente.

Hasta ayer la prensa mexicana no tuvo acceso al contenido verdadero de esa llamada. De acuerdo con un comunicado emitido el primero de febrero por las autoridades militares de nuestro país en ese intercambio bilateral únicamente se abordaron temas relacionados con la cooperación, la seguridad, el combate al narcotráfico y la migración ilegal.

Sin embargo, el mensaje pronunciado por Hegseth habría ido groseramente más lejos. De acuerdo con el WSJ el secretario de Trump amenazó a sus homólogos con que Estados Unidos estaba dispuesto a emprender acciones militares sobre territorio mexicano si nuestro gobierno no da por terminados los vínculos corruptos sostenidos con los cárteles de la droga.

De acuerdo con las fuentes citadas por el WSJ, Trevilla y Morales habrían reaccionado con alarma al escuchar la traducción de estas palabras. En ese momento ambos comprenderían que los aranceles anunciados por Trump no son la única amenaza que pesa sobre el pueblo mexicano.

Hegsethha vuelto a declamar, en al menos dos ocasiones más, la misma intimidación. Lo hizo hace un par de semanas en una visita que realizó a la frontera y regresó sobre el mismo asunto el miércoles pasado cuando recorrió la estación naval que su país mantiene en la bahía de Guantánamo, en Cuba.

Ahí afirmó textualmente que “los militares estadounidenses están preparados para celebrar acciones militares en suelo mexicano en caso de que nuestro país no logre resolver la colusión entre el gobierno y las organizaciones criminales”.

Otra vez estamos ante una estampa perfecta para hacer “buena televisión”, en palabras de Donald Trump. Las de Hegseth son ese tipo de declaraciones que inflaman hasta el infinito los ánimos del trumpismo.

¿Se trata meramente de una imagen retórica o podría ocurrir, eventualmente, una invasión estadounidense como la que sufrimos a mediados del siglo XIX?

La respuesta está en una reunión celebrada el jueves de esta semana dentro del Capitolio, en la cual, más de una veintena de personas legisladoras estadounidenses firmaron un documento condenatorio contra cualquier intervención de tropas estadounidenses sobre tierra mexicana sin que previamente haya sido autorizada por el Poder Legislativo de ese país y en coordinación con el gobierno mexicano.

Si el asunto fuera irrelevante, la reunión que dio origen a esta proclama no habría llevado a redactar una protesta tan airada. Acompaña a este episodio una entrevista otorgada por Donald Trump y publicada ayer mismo en la revista semanal El Espectador. En ella el magnate aborda otra vez el tema de la invasión. Si bien no afirmó que tuviera tal cosa en mente, tampoco negó que pudiera suceder. Lo que en realidad dijo es que no quería hablar en voz alta de la cuestión “para no causar mayor revuelo”.

Si en algo coinciden Hegseth y Trump es en que son productores profesionales del espectáculo. Comen, duermen, sueñan, se levantan y respiran espectáculo. “Buena televisión”, que proporciona dopamina para las audiencias fascinadas con el linchamiento.

Ayer fue Zelenski, mañana podría ser cualquier otra persona que se preste a jugar el papel de antagonista en la trama redactada sin fatiga por los guionistas irresponsables e indolentes del trumpismo.

Así como no satisfizo al habitante de la Casa Blanca la entrega de abundantes minerales ucranianos, tampoco lo hará la rendición de 29 capos, ni el despliegue de diez mil soldados en la frontera, o el alza hasta la bóveda celeste de los aranceles mexicanos contra China.

Lo que quiere Trump es una imagen, “bella”, grande, incontrovertible y triunfal que pueda transmitirse a través de las pantallas de sus televidentes. La intervención militar es solo una de ellas; bien valdría que se nos ocurrieran otras menos descalabrantes, antes de que la profecía de Hegseth se convierta en nuestra realidad más temida.


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Ricardo Raphael
  • Ricardo Raphael
  • Es columnista en el Notivox Diario, y otros medios nacionales e internacionales, Es autor, entre otros textos, de la novela Hijo de la Guerra, de los ensayos La institución ciudadana y Mirreynato, de la biografía periodística Los Socios de Elba Esther, de la crónica de viaje El Otro México y del manual de investigación Periodismo Urgente. / Escribe todos los lunes, jueves y sábado su columna Política zoom
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