México es el tercer país con mayor número de solicitudes de asilo en el mundo, detrás de Estados Unidos y Alemania. En 2023 se recibieron 137 mil aplicaciones, un número similar al observado durante los dos años anteriores.
En promedio, dos de cada diez personas que piden asilo permanecerán en México. Las otras ocho buscarán llegar a los Estados Unidos. Al menos esa es la cifra oficial con la que se toman decisiones respecto de este fenómeno abrumador.
Por eso el país ha invertido mal y poco en los centros de refugio. El pensamiento mágico lleva a suponer que no será necesario albergar a los migrantes porque pronto terminarán llegando a la frontera. Sin embargo, son miles quienes se están quedando,un número muy importante en la Ciudad de México.
De acuerdo con la Constitución de esta entidad, la capital se concibe como un santuario para la población migrante. Nada más alejado de la realidad. La autoridad capitalina cuenta únicamente con dos albergues para la población migrante. Uno se encuentra en la alcaldía Gustavo A. Madero, por el rumbo del monumento a La Raza. El otro está ubicado en el Bosque de Tláhuac, cerca de la avenida la Turba.
Oscar Hernández, reportero de ADN40, refiere que ambos están rebasados en un 500 por ciento. Esta es la razón por la que sus alrededores han sido poblados por campamentos que alteran la vida cotidiana de los vecinos.
Fuera del albergue de La Raza han protestado varias veces los habitantes de la colonia Smetana, cargando carteles dónde se exige refugio digno, a la vez que piden limpieza en la calle y banquetas libres.
Al menos este refugio está cerca del transporte público. Se hace menos de una hora para acudir a hacer trámites al Instituto Nacional de Migración (INM) o a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). En cambio, quienes han sido ubicadas en el Bosque de Tláhuac están condenadas a trayectos caros y muy largos que inhiben la permanencia de las personas migrantes en ese sitio.
Es obvio que la Ciudad de México va a tener que cambiar de enfoque respecto de este fenómeno. La migración no pinta para detenerse en breve y tampoco las solicitudes de refugio.
Zoom: Si de verdad la capital, según su Constitución, se pretende un santuario, urge echar a andar una política pública muy distinta a la que hasta hoy se ha implementado.