El primer trimestre del año no pinta nada bien. Dos ciclones golpearán en simultáneo la economía mexicana: desaceleración de la actividad y alza pronunciada de los precios.
La variante ómicron ha impuesto sobre el globo entero un ajuste a la baja de las expectativas de crecimiento.
Aunque parcial, el nuevo confinamiento ralentiza la movilidad de personas y bienes que es determinante para la actividad económica. La economía estadunidense, de la que tanto depende la mexicana, disminuyó sus expectativas de crecimiento, entre enero y marzo, de 5 a 2 por ciento.
Aun en el caso de que ómicron no detuviera la actividad dentro de México, cuestión alto improbable, la desaceleración del país vecino nos afectará de manera irremediable. Debido a esta realidad, las estimaciones anuales de crecimiento para México se han ajustado y ahora rondan entre un 2.9 y un 3.3 por ciento en promedio para todo 2022. Sin embargo, los tres primeros meses del año van a arrojar datos mucho más tristes.
Si la economía mexicana crece este año será por su desempeño durante la segunda mitad.
Por si esta amenaza no fuese suficiente, se suma además un alza preocupante en los precios, sobre todo de los alimentos.
Entre octubre y diciembre del año pasado, según el Banco de México, nuestra economía experimentó una inflación de 7.1 por ciento. No se habían visto datos así desde hace veintiún años.
Según la misma fuente, a este nivel de precios habrá de añadirse un nuevo incremento de la inflación, entre enero y marzo, de otro 6.7 por ciento.
En particular, peligra con salirse de control el costo de la carne, el pollo, las verduras, la gasolina y el gas, entre otros bienes básicos de consumo.
Un pronóstico de crecimiento por abajo de 1 por ciento y una tasa de inflación por arriba de 6 por ciento son dos avisos muy inquietantes para el primer trimestre de 2022.
Las decisiones de política económica que habrá de tomar al respecto el gobierno de Andrés Manuel López Obrador serán determinantes. Lo más difícil está aún por venir.
Zoom: cuando peor se ponen los vientos, mayor serenidad se exige al capitán del barco.
@ricardomraphael