Política

La promesa frustrada de los emprendedores

Por años, las startups en México simplemente no tuvieron acceso a capital. A diferencia de lo que sucedía en otros países, aquí no había muchas alternativas para emprendedores que buscaban venture capital u otras opciones para financiar sus proyectos (y lo que había era muy limitado). 

Hace casi 10 años esto comenzó a cambiar. Primero vino el Inadem que, si bien recientemente ha sido muy cuestionado, sí que ayudó a detonar el nacimiento de firmas especializadas en invertir en este tipo de empresas. Luego, en 2019, SoftBank creó un fondo de 5 mil millones de dólares específicamente para invertir en startups de Latinoamérica. De repente empezamos a escuchar de empresas en México que recibían cantidades nunca antes vistas por acá: 20 millones de dólares para Clip, 100 millones de dólares para Konfío, etc. 

Y entonces llegó 2020 y la historia que ya sabemos: para mediados de ese año, con todo mundo en casa, se disparó una fiebre por las empresas de tecnología y explotaron las inversiones a niveles insólitos. Por primera vez, el ecosistema emprendedor en México tenía acceso a todos los recursos que necesitaría para crecer. 

En 2018, las startups de México habían obtenido alrededor de 210 millones de dólares de inversión. En 2019 —ya con las primeras rondas de SoftBank— este monto se multiplicó, a casi 900 millones y, en 2021, en pleno pico de la obsesión, las ronda de inversión en las startups en México ascendieron a más de 3 mil 500 millones.

Esa etapa duró poco. Para mediados de 2023, con la subida de las tasas, todo se paralizó. Otra vez sería difícil para las startups mexicanas acceder a inversión.

¿Y qué le pasó a todo ese dinero que llegó en esos años?

Los emprendedores inyectaron millones y millones a tratar de crecer sus empresas. Contrataron personas con más experiencia y preparación, invirtieron en el desarrollo de sus plataformas tecnológicas y quemaron mucho, mucho dinero en todo tipo de campañas de adquisición de clientes. 

Los resultados han sido mixtos. Muchas de las startups no sobrevivieron. En algunos casos, la idea no fue comercialmente viable (o sea, no le interesó a los clientes). O no había márgenes, y también hubo muchas a las que les “terminó la gasolina” antes de llegar a una escala que les permitiera sobrevivir. Todo esto es normal en el mundo emprendedor. Así es el modelo de negocio: los emprendedores van a intentar cosas nuevas y difíciles, y el índice de fracasos va a ser alto.

Muchas otras sí sobreviven. Algunas están ahí, viviendo de un día a otro, con negocios mediocres y tasas de crecimiento muy limitadas. No cierran porque sí funcionan, pero es probable que en algún momento sus emprendedores se aburran, y éstas terminen desvaneciéndose en el tiempo. 

Hay otras que sí se convirtieron en buenos negocios. Algunas que tienen miles o hasta millones de clientes, que facturan muchos millones, y que tienen también utilidades. Sí hay casos importantes de generación de valor, en donde se construyeron empresas muy buenas. 

Pero lo que de plano no hay —o al menos, no que yo sepa— son casos de ‘conquista’. No veo el equivalente en México de un Netflix que destruyó a Blockbuster, o de un Amazon que hizo pedazos a varias de las principales cadenas de retail en Estados Unidos. 

Creatividad sí hay. Capacidad de ejecución, también. ¿Acceso a recursos? Lo hubo. ¿Qué faltó? ¿Tiempo? 


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René Lankenau
  • René Lankenau
  • Fundador de Whitepaper
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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